Conocí primero Acapulco y años después, vine a vivir a la ciudad. Me quedé en Acapulco porque conocí el amor verdadero.
Hace más de 20 años fui con mis amigos a un lugar en Acapulco que se llama Baby’O. Bailamos, bebimos, nos reímos mucho. Entonces conocí a Julio. Él también iba con sus amigos. Me sacó a bailar cuando estaba la canción de “Baby don’t hurt me, don’t hurt me, no more…”. Se usaba bailar moviendo mucho la cabeza de ladito como si estuvieras en un tic. Era divertido. Después de esa, bailamos otras. En ese momento yo casi no entendía español. Julio hablaba bien inglés, y me dijo que yo soy muy bonita y que mis ojos los quería ver todas sus mañanas. A mí Julio también me gustó. Nos besamos mucho mucho. Yo sentía mi sexo mojado de tantos besos. Fuimos a mi hotel y ahí me hizo el amor muy tierno, pero muy caliente. Nos enamoramos y me quedé en México, que es muy diferente a como dice Trump en la televisión.
Vivo en México desde hace 20 años. Mi acento es todavía de gringa y aunque estoy divorciada dos veces, mi amor por los mexicanos es muy grande. Me enamoré no sólo de un mexicano, sino de los mexicanos en su totalidad. La gente de mi país, en su mayoría, me parece fría y cuadrada.
En este país tuve a mis dos hijos y encontré al hombre con el que vivo ahora y al que amo mucho. Dejé mi casa a los 18 años y mi familia me vio como una loca que no tiene camino claro; no he vuelto a los Estados Unidos desde entonces. Aquí tengo amigos. Hoy son mi familia y el amor mexicano me ha enseñado desde apoyo y cariño, hasta deseo y travesuras locas en temas de amor.
Me siento avergonzada de que el candidato Trump pueda ser una opción para la gente de mi país. Me da pena todo lo que dice de los mexicanos y de la gente de otras naciones. Pienso que muchos americanos están de acuerdo con él, porque no conocen al país que vive junto y tienen mala información de televisión y noticias que no son buenas. Los americanos son ignorantes, aunque saben leer y escribir. Es una ignorancia llena de frustración, enojo y odio, y Trump los representa.
Aquí en México he encontrado valores que no hay en mi país y sé bien que no todo es bueno en ningún lado, pero me da mucha vergüenza ser americana, ahora. Los programas de televisión hacen pensar de los americanos muchas cosas. Unos son buenos, y otros chistosos, pero la gente que vota por Trump, nada tiene que ver con quienes escriben o salen en la tele. Tampoco tiene que ver con los americanos que vivimos aquí y sentimos amistad y cariño por la gente mexicana que es noble y caliente.
Para mi vida ha sido importante crecer en este país. He encontrado muchas cosas que desconocía, y me siento satisfecha de sentir que pertenezco a México. Yo soy de allá, pero mi hogar es aquí y me da vergüenza que una persona que se expresa de esa manera sea de mi país y que mi país lo siga.
Yo creo que a muchos de ellos les hace falta salir de la burbuja americana de la que yo salí hace tiempo.
Yo pienso que ese señor con todo su dinero y riquezas no ha conocido lo que es entregarse a un mexicano y cumplir fantasías. Él se quedó en el sueño americano del Playboy y las bubis falsas.
Lo que yo siento por esta tierra, él lo siente por las ganas de tener poder. Nunca ha sentido amor. El sexo mexicano cambió mi vida y por esto es que pienso que los mexicanos tienen un poder especial. Quizás él necesita una probadita de esto que hace que me guste tanto vivir aquí.
