Hola, mis amores, estoy muy emocionada ¡nos renovamos! para ustedes, espero que les guste nuestra nueva imagen.
Y hablando de cambios, pues su Helenita cada día se pone más bella, hoy les voy a contar de mis tatuajes, los que uso para ‘tunearme’, esta semana estrené dos y casi terminan de retocar mi gato sonriente, ese que tengo en la pantorrilla y que por miedo al dolor no lo habían terminado.
Cuando me lo hicieron, yo estaba en la camilla acostada con las pompas para arriba, cuando mi tatuador Abel dijo convencido “vamos a empezar”, las primeras líneas no me molestaron, pero después cada que la máquina tocaba mi piel ya no soportaba la molestia, tanto que pedí que parara y acordamos que sólo haría el contorno, entonces aguanté sólo esa sesión, después me hice más tatuajes y ese del chamorro lo dejaba para después, pero ahora que veo que nos estamos poniendo chulos a mediados de año y rediseñamos las páginas de El Gráfico, pues me animé a terminar ese tatuaje del gato. Sólo que esta ocasión utilicé Emla, una pomada que me ayuda a tolerar el dolor, así ya está el sombreado y después vamos por el color.
Las nuevas imágenes que traeré por siempre en la piel son una flor de lavanda en el tobillo derecho y en el tobillo izquierdo, un pino, un nopal y una palmera, por los lugares que amo visitar, como son el bosque, la playa y el rancho en Aguascalientes.
Siempre me preguntan qué significado tienen mis tatuajes y les cuento que algunos son acerca de mi familia y otros son recuerdos, lo que viví en ese tiempo, como si fuera una fotografía de un paisaje, plasmada en la piel.
Cuando me están tatuando siento excitación, aunque no es de esa que te hace mojar los calzones, sino de la que te provoca llanto y un remolino de emociones, por ejemplo, el tatuaje que tengo debajo de mi pecho izquierdo dice: “libre como el pensamiento” y justo así como yo me siento, mi pensamiento no tiene límites, “soy tan libre como yo quiero ser”.
