Estoy en tus manos

21/03/2018 05:18 Helena Danae Actualizada 19:52
 

Hola, mis amores, otro miércoles más en sus manos, feliz de saludarlos y de que lean mis travesuras. 

La semana pasada les contaba que mi pareja se prende con mi pies, lo mismo que la mayoría de mis novios, son podófilos encantadores, y él al ver mis uñas pintadas de rojo se puso cachondo.

Tomó mi pie y empezó a besarlo, lamiendo los dedos y así fue bajando hasta llegar a mi vagina, mientras estaba chupándola seguía acariciando mis pies, yo emocionada me monté sobre él para hacerle un oral, pero con mis pies a la altura de su cara, mientras que él los acariciaba y yo estaba disfrutándolo como si se tratara de mi zona más sensible del cuerpo. 

Luego me puso boca arriba y comenzó a darme lento, como haciéndome sufrir, yo ya estaba prendidísima así que lo quería más rudo, más duro, pedía por eso y él solo ponía su dedo sobre mi boca ordenando silencio.

Así que utilicé lo que estaba a mi alcance, apreté fuerte con mi amiguita y se pintó en la cara de mi novio una sonrisa, de las malévolas. Entendí que había logrado mi cometido. Tomó mis piernas y puso mis tobillos sobre sus hombros, entonces empezó a darme duro, pero veía mis pies y empezaba a lamerlos y besarlos, verlo hacer eso me excitaba, así que no tardé nada en llegar a un orgasmo. 

Mi novio continuó así hasta que terminó justo dentro de mí, esta vez con una pequeña mordida en mis pies.

Nos tiramos en la alfombra boca arriba y me dijo: 

—¿Eso responde tu pregunta? —sonreí como boba y me quedé dormida. Me tapó con una cobija y me dejó descansar después de ese agitador orgasmo. 

A la mañana siguiente me despertó con un masaje en los pies que me relajó y preparó para mi día de trabajo. Con todas las malas intenciones del mundo me puse a pintarme las uñas de los pies, sentada en el sillón limaba delicadamente y acomodaba mis pies para que el arco se viera ben formado, él pasaba a ratos y sonreía, de pronto se sentó a mi lado y prendió la televisión. 

Me levanté y me metí a bañar, cuando él entró yo estaba con la regadera cerrada, pero llena de jabón, mi cuerpo se veía brillante. Tardó más en entrar a la regadera que en desvestirse, ahí empezó la faena una vez más.

No puedo negar que desde ese día procuro que mis pies siempre vayan bien arreglados y bonitos, tengo buena herencia para no batallar mucho al respecto, pero le doy los cuidados que requieren, además de haber creado una ligera obsesión por los zapatos que hacen ver mis pies hermosos. También he comenzado a poner más atención en los fans con ese fetiche y me sorprende la cantidad de ellos. 

Mi duda es si las mujeres viven igualmente esa fantasía, porque en verdad cuando te quitas la pena con tu pareja disfrutas cada detalle y los pies ¡ufff! son tan sensibles, que si los unes al juego previo a la penetración pueden funcionar como tu mejor aliado.

Por lo pronto, estoy practicando en una nueva posición, esa donde tu cuerpo está encorvado porque estás boca abajo con las rodillas casi en la cara, he notado que los pies tienen una excelente pinta desde ahí, quiero tener más elasticidad para lograrla sin complicaciones, sólo de pensarla me hace sentir más hard core, más profesional. Les platicaré como va mi desarrollo en ese aspecto. 

Amores los dejo y les platico que la próxima semana mi columna será la respuesta a un blog de un muchacho que me escribió en internet en la pasada Expo Sexo. De verdad me motivó a leer todo lo que decía y en un twit no puedo responderle tantas cosas que quiero decirle. No se la pueden perder. 

¡Los adoro, hoy más que nunca; nos leemos la próxima semana!

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