¿Cómo son mis gemidos?

Sexo 15/11/2017 05:37 Actualizada 18:00
 

Por Helena Danae

Hola, mis chulos y chulas, espero lleven una semana excelente y la temperatura de sus días suba con mis palabras, imaginen que se las digo al oído, súper cerquita de ustedes, cada detalle y cada gemido. Para aquellos que no han visto mis videos ¿Alguna vez se han imaginado mis gemidos? 

Soy positiva, soy de esas que están diciendo “sí, sí, más; ay, sí, así” hasta que voy a  llegar el orgasmo, entonces digo: “no, no, ya no puedo, otra vez no”. Cada persona hace distintos sonidos al tener relaciones y hay que admitir que algunos nos motivan a seguir con nuestro “trabajo” y otros nos ahuyentan todo el deseo sexual. 

Creo que es normal y aceptable, pero sí tengo que quejarme de un chico que conocí hace un tiempo, cuando yo trabajaba en una tienda como vendedora y él iba muy seguido a comprar, hasta que por fin se decidió y me pidió mi teléfono. Era guapo y cuando platicábamos nos la pasábamos súper bien, un día salimos, fuimos por algunas cervezas y las cosas se calentaron en el bar, entre roces “descuidados” y estarnos tomando de la mano, comenzamos a besarnos, salimos del bar y en su coche decidimos ir a una casa de campo que él tenía no muy lejos de la ciudad.

En cuanto estacionó brinqué arriba de él para seguir besándolo, él hizo el asiento hasta atrás y se quitó la playera, me saqué las tetas por arriba del bra, las empujaba tan bonito que mis pezones parados quedaban justo apuntándole a él, todo iba genial, rozaba mi pelvis con la suya sobre nuestra ropa.

Su pene se sentía tan bien a través de su pantalón y con un tamaño demasiado agradable para mí, bajé el cierre, saqué su pistola y empecé a masajearla con mi mano, arriba-abajo, dejé caer un poco de saliva para que estuviera más resbaloso.

Desesperada, me lo metí y empecé a moverme adelante y atrás, lento, rápido, combinado, para tener un momento perfecto, los vidrios del coche estaban empañados, nosotros sudábamos, hasta que  él empezó a gritar, pero más que como si gozara era como si estuviera lastimándolo, entonces me detuve rápido y él súper normal preguntó ¿qué pasa te lastimé? Lo miré con  sorpresa y le dije que no, ¿y yo a ti? Me dijo que continuara y justo cuando yo estaba por llegar al clímax, de nuevo él empezó a hacer esos sonidos extraños, pero ahora con un timbre más agudo, su voz se hizo más y fina y comenzó a gritar “si así, dame, lo quiero todo”.

Paré en seco, me saqué el pene de mi vagina y me senté en el asiento de al lado. Lo observé y trataba de comprender, enojado me dijo que estaba a punto de terminar, se bajó del coche y supongo que fue a masturbarse, porque escuchaba sus grititos. Bajé del coche a fumar y cuando volvió estaba como si nada y me dijo que si quería que me llevara. 

A los pocos días volvió a invitarme a ir a su casa de campo, sin duda dije que no, y no es que estuviera bien o mal, simplemente yo no podría concentrarme siquiera en tener un orgasmo escuchándolo. Seguíamos platicando, pero no volvimos a acostarnos. Y hasta la fecha no he tenido otra situación “tan peculiar”. Pero espero no me vuelva a suceder.

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