Ellas son más cachondas

Sexo 02/05/2018 05:18 Helena Danae Actualizada 05:23
 

Hola, mis amores, un día más con ustedes y feliz de platicarles mis aventuras.

Hoy, les cuento que hace un mes fui a Mérida, con la hermosa Sirenita, ya les había platicado de ella, una mujer guapa, rubia y alta, una muchacha hermosa. 

Mérida con un calor tan fuerte como para andar sin ropa por la calle. Nos quedamos en un hotel que estaba por la avenida principal, todo lo que la rodeaba se veía espectacular, tan limpio y colorido. El muchacho que me recogió en el aeropuerto me empezó a platicar de toda la comida y todo se escuchaba tan delicioso.

Llegó el día del show, Sirena y yo bajamos del cuarto para dirigirnos al bar como polos opuestos, yo con vestido blanco y cabello negro, mientras que ella con vestido negro y cabello rubio, ambas nos veíamos hermosas. 

Cuando llegamos al bar, yo estaba nerviosa, pues jamás había dado un show en donde la mayoría del público fueran mujeres. Cigarro tras cigarro se notaba mi nerviosismo, ese que siempre me da antes de salir a la pista. Dijeron mi nombre y salí casi temblando, pero en cuanto empezó a sonar Marilyn Manson me solté y me dejé llevar, la pista era enorme, así que tenía que moverme a todos lados, mientras me desvestía y bailaba escuchaba al público chiflar y gritar, eso me emocionó tanto que el nerviosismo se convirtió en adrenalina y éxtasis. 

Traía un dildo morado muy cabezón, pasé a la primer espectadora y entre besos y caricias, ella lo metía con suavidad, la música seguía sonando, el público se emocionaba y decidí pararme, llevarla a su mesa y acostarme arriba de las mujeres para poder darme un agasajo con cada una de ellas. 

Luego regresé al centro de la pista y pasó una mujer más, con ella sí me di hasta para llevar, se acomodó el dildo y empezamos la odisea, yo acostada boca arriba y ella dándome mientras me acariciaba, luego me giró para ponerme de perrito y ahí disfruté tanto, que olvidaba que lo que tenía dentro era solo un dildo; ella hacia magia con él, me giró una vez más y me cargó, con esa misma fuerza me dio con todo, y sólo podía ver mis tetas brincar cada que ella me azotaba contra su cuerpo, estaba feliz y más porque el público lo disfrutaba. 

Se terminó la música y le agradecí enormemente a la mujer por ese buen rato y pasé a camerinos. Fue el turno de Sirena y escuchaba como todos gritaban emocionadísimos, y llegamos a la conclusión que entre mujeres somos más desmadrosas y aventadas.

Fue el turno de salir juntas, comenzamos a besarnos, a un lado de nosotras había un sillón en forma de zapatilla y ahí ella empezó a desnudarme, nos tocábamos, acariciábamos, nos dábamos amor hasta por los oídos. 

El público gritaba que pasáramos a participantes al escenario, pero una idea mejor fue desfilar por cada una de sus mesas, y así poder compartir con cada persona todo lo que Sirena y yo provocamos al tocarnos.

Al final del espectáculo, parece que todos y todas quedaron contentos y logramos nuestro cometido, transmitirles nuestra cachondería. Lo vamos a repetir en Cancún y estoy segura de que será un éxito total. 

¡Los adoro y les mando la mejor de las vibras! Nos leemos la próxima semana.

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