Triste historia

Deportes 24/11/2017 05:18 El Hijo del Santo Actualizada 19:51
 

Cuando él conoció a Liz su vida cambió radicalmente. Se acababa de divorciar. Estaba triste y abatido porque dejaba a sus dos pequeños hijos. Sin embargo, su nueva pareja lo apoyó en todos los aspectos de su vida y el pasado lunes 20 de noviembre, después de 11 años de vivir en unión libre,  por fin se casaría con Black Silver Jr.

Él es un luchador originario del puerto de Acapulco. Su padre fue uno de los estetas  más sobresalientes en el estado de Guerrero. 

Este joven atleta  también es un buen promotor y   fue el organizador de la pasada función del domingo 19 de noviembre, celebrada en el Fut Center Papagayo de Acapulco. 

Su esposa Liz fue quien lo animó a llevar este cartel. Le auguró  un rotundo éxito y fue así que organizó dicho evento para celebrar el aniversario número ocho  de su empresa  Lucha Libre Acapulco . 

El viernes por la noche, Liz caminaba junto con la pequeña hija de Black Silver cerca del lugar en donde se realizó la función y fueron arrolladas por una patrulla que, según me cuentan, iba muy rápido. Cuando Liz vio   que el vehículo venía contra ellas protegió a la niña y recibió el brutal impacto que la hizo volar casi 20 metros. 

Black Silver Jr. llegó al lugar de los hechos y trasladó en una ambulancia a su hija y a su esposa a un hospital del Seguro Social; obviamente,  la ambulancia llegó por la puerta de urgencias, pero nadie las atendía. Él estaba desesperado y buscó apoyo con los médicos, pero ellos se negaron a atenderlas porque no estaban afiliadas al IMSS. “¡Atiéndalas,  por favor doctor, están graves y necesitan entrar a quirófano!”, les dijo.  La respuesta una vez más fue negativa. 

Así que volvió a llamar a una ambulancia y las trasladó a un hospital particular. Afortunadamente su pequeña hija se encuentra estable, pero con lesiones y fracturas en sus piernitas. La noticia lementable fue que Liz, la esposa de Black Silver,  falleció.

El sábado 18 de noviembre en la noche, en una agencia funeraria, velaban a la señora Liz.  Cuando llegué para darle el pésame a mi compañero luchador  él se encontraba inconsolable y lloraba como un niño, recargado en mi hombro.

Ya más sereno me comentó que tenía la presión de realizar la función de lucha y le sugerí que estuviera con su esposa en el crematorio. 

Le expliqué que el público entendería su ausencia, pero como todo un guerrero se presentó en la función.  Pudo más su profesionalismo que su dolor y no sólo acudió al evento, sino que subió al ring y luchó como los grandes, mientras a que su amada Liz la estaban cremando. 

“¡Estoy aquí porque sé que es lo que mi esposa hubiera deseado!”, expresó.  

Estimado amigo y admirado rival Black Silver Jr:  Deseo que Dios te dé  la fuerza para superar este lamentable acontecimiento en tu vida y que tu pequeña hija  se recupere pronto  de las múltiples operaciones a las que fue sometida.

“A veces subimos al ring con el corazón destrozado mientras nuestra máscara oculta nuestra tristeza. Todo con el fin de agradar a nuestro fiel público, que muchas veces no se imagina el dolor que invade nuestro interior”.

Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras. 

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