Voló febrero

Deportes 24/02/2017 05:00 El Hijo del Santo Actualizada 05:05
 

En febrero los días se han ido volando y  yo lo he sentido así, ya que este mes tiene muchas fechas importantes para mí. 

Una de ellas es  el fallecimiento de mi padre el día 5; el 17 festejé mi cumpleaños y en mi Facebook algunos aficionados me  recordaron momentos  muy significativos.

El 6 de febrero de 1982  debuté como Korak;  una semana después,  el 14, debuté en el cine ya como El Hijo del Santo, por primera vez luchando así, con la autorización de mi padre. De hecho él me pidió que fuera así para la filmación de mi primera película,  Chanoc y El Hijo del Santo contra los vampiros  asesinos, ante el público de  la Arena Naucalpan.

También me hicieron recordar  aquella histórica apuesta de máscara contra cabellera ante Tornado Negro, un excelente luchador-alumno nada más y nada menos que del maestro Diablo Velasco. 

Ésta fue la segunda ocasión que lo rapé. Sucedió el viernes 9 de febrero de 1990,  en el auditorio Fausto Gutiérrez de Tijuana; fue mi  cabellera número 20. 

Y el 26 de febrero me hace recordar una de las primeras máscaras ganadas que indiscutiblemente forjó la historia de mi carrera deportiva. Se trató de mi tercera tapa conquistada, la cual  se la gané al Asesino Galáctico en la Arena Afición de Pachuca, Hidalgo, en 1984, dos semanas después del deceso de mi padre. 

Esa función fue organizada por la empresa Lucha Libre Internacional,  bajo la promoción del señor  Francisco Flores.

Hace 13 años, curiosamente un domingo 29 de febrero de 2004, gané mi máscara número 30 en un duelo de herederos al enfrentarme y derrotar a El Hijo del Cobarde (Francisco Delgado). Esto sucedió en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el Poliforo Juan Gabriel.

Y también en este mes tuve dolorosas derrotas, como me sucedió en mi tercera etapa como campeón mundial ligero, aquel 16 de febrero de 1994, en Aguascalientes. Realizaba la primera defensa del  Campeonato Mundial Ligero WWA ante Psicosis, hoy Nicho El Millonario, quien me arrebató el campeonato y me derrotó en dos caídas al hilo.

Así, febrero va desde la pérdida de mi papá, algo tan personal y doloroso, hasta los grandes triunfos y derrotas en el ring. 

Y cambiando de tema, hoy que celebramos el Día de la Bandera, deseo sinceramente que nuestro país no sólo este día le rinda tributo a nuestro estandarte.  Debemos hacerlo a diario  y además sentirnos muy orgullosos de nuestras raíces y de ser mexicanos. 

De nuevo  les pido que nos unamos para hacer de México un gran país, más de lo que ya es. Muchos lo han logrado, ¿porque nosotros no podríamos?

Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.

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