Artesanos de la tapa | EL HIJO DEL SANTO

23/10/2015 05:30 El Hijo del Santo Actualizada 15:09
 

En algunas ocasiones muchos de ustedes me han preguntado: “¿Quién le hacía las máscaras a El Santo?, ¿quién fue el primer luchador en usar una máscara?”. Intentaré responder a estas preguntas.

Don Ranulfo López, zapatero de oficio, vivía en uno de los apartamentos de una vecindad propiedad de mi padre, ubicada en la calle de San Antonio Tomatlán, en el número 84, en la colonia Morelos, en el Distrito Federal.

En el exterior había dos accesorias y en una de ellas, don Ranulfo tenía su taller donde confeccionaba las emblemáticas máscaras de El Santo. También el excelente artesano hacía las botas, mallas y calzoncillos grises de su querido casero y cliente número uno, don Rudy, como cariñosamente le llamaba a mi papá quien no frecuentaba de cerca el lugar, pues la mayoría de la gente sabía que la vecindad era propiedad de él.

Por esa razón, don Ranulfo era quien regularmente iba a nuestro hogar a visitar a mi padre. Ahí le tomaba medidas y días posteriores iba a entregarle sus equipos completos.

Muchas ocasiones yo fui el encargado de abrirle la puerta al simpático y amable viejecito que llegaba con sus zapatos lustrosos y siempre muy bien vestido con impecables camisas blancas. Portaba sus cristalinos anteojos con los cuales me veía entrecerrando los ojos, como queriéndome reconocer; después me saludaba tendiéndome su rolliza mano y entonces preguntaba por don Rudy.

A mis 7 años me parecía que llegaba Santa Claus sin su disfraz, porque tenía completamente blanco su escaso cabello y las mejillas muy chapeadas.

Mi padre fue el primer luchador en usar máscaras de tela y don Ranulfo fue el encargado de confeccionar las primeras.

Hay que recordar que las anteriores fueron de piel de cerdo y hechas por el mismo Santo, ya que él era costurero en una fábrica de medias de seda y sabía del oficio de coser.

Poco a poco fueron surgiendo más enmascarados y don Ranulfo les fabricó a los luchadores más importantes de la época, como el Médico Asesino, el Gladiador, Black Shadow, Blue Demon, el Enfermero, el Espectro y Mil Máscaras, entre muchos otros más.

Gracias a su excelente trabajo y formalidad se convirtió en el competidor número uno de otro excelente artesano, quien fue zapatero de profesión y nació en León, Guanajuato: don Antonio Martínez, uno de los primeros maestros en fabricar con piel de cabra una máscara profesional en 1933.

Su taller estaba ubicado por los rumbos de Santa María la Redonda.

Yo siempre he asociado la utilización de máscaras en la lucha libre con nuestras culturas prehispánicas, pero según las crónicas del querido y gran periodista José Luis Valero, el 28 de septiembre de 1933 había debutado en la antigua Arena México un luchador de nombre Mario Núñez y en esa ocasión había empatado la lucha con Dientes Hernández.

Mario era estudiante de medicina y sus padres se oponían a que fuera luchador. Por esta razón le habían pedido que se retirara de este deporte y se titulara.

No había otra solución y Mario se tendría que retirar del deporte que tanto amaba para dar gusto a sus padres. Sin embargo, un visionario hombre se cruzó en su camino: don Jesús Lomelí (el mismo hombre que animó a mi padre para convertirse en El Santo) y cuando Mario le platicó con profunda tristeza lo que le habían dicho sus padres. Entonces surgió la gran idea en el cerebro de don Chucho, quien con enorme entusiasmo le sugirió al muchacho: “¡Pues enmascárate!”.

Fue así como la tarde del 4 de marzo de 1934 surgió el primer luchador enmascarado y debutó por sugerencia de Jesús Lomelí con una máscara negra bajo el nombre del ‘Enmascarado’, causando enorme expectación entre el público asistente y siendo el precursor de las máscaras en México.

El segundo luchador en usar una máscara confeccionada por don Antonio Martínez fue La Maravilla Enmascarada (Ciclone Mackey), quien debutó el 22 de noviembre de 1934 en la Arena Nacional, derrotando a Jack Gorman.

Le siguió El Enmascarado Vasco. El jueves 26 de mayo de 1937 debutó El Murciélago Enmascarado, venciendo a Jack O’Brien.

El quinto luchador en usar una máscara debutó en el Frontón México y fue nada más y nada menos que mi padre, bajo el nombre de El Murciélago II, quien tiempo después se vio en la necesidad de dejar ese personaje porque ya existía el Murciélago Enmascarado.

Otros enmascarados famosos de esa época fueron El Fantasma Dorado (Billy Canny), Gray Shadow (Daniel Aldana), El Cuervo (Polo Juárez), El Dragón Rojo (Sugi Sito) y El Demonio Rojo (Guillermo García). Saludos y nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.

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