Duros rivales

Deportes 20/10/2017 05:00 El Hijo del Santo Actualizada 05:05
 

NO HA SIDO fácil para mí cargar con una losa tan pesada como lo es el nombre de El Santo. Hoy me siento muy orgulloso de los tres exámenes que logré superar en mis inicios.

 

El primero de ellos fue cuando convencí a mi padre de que yo era un buen prospecto para la lucha libre, en una prueba que él me realizó a puerta cerrada en el gimnasio de la arena México. Afortunadamente la aprobé ante todo un maestro en este deporte, lo cual me llevó a ser elegido por El Santo para ser el sucesor de su máscara y personaje.

 

Tiempo después realicé un  nuevo examen profesional, el cual causó una enorme expectación en el ambiente luchístico pporque se llevó a cabo a  puerta cerrada por primera vez  en la historia de la lucha libre; eso sucedió  en la arena Toluca. Ese examen fue para obtener mi licencia profesional de la  H. Comisión de Box y Lucha del Estado de México, avalada por José Bravo Ortiz y Juan José Herrera. 

 

Fue un miércoles 29 de junio de 1983 cuando tuve como testigos a mi profesor  El Enfermero, a don Francisco J. Flores,  al señor Carlos Maynes,  así como  a los periodistas Julio Aguirre y Héctor Valero.  

 

Mis sinodales fueron los maestros Joaquín Rodríguez,  Delfino Hernández y mi entrañable rival, José Negro Casas.  El examen duró  dos horas y 30 minutos, tiempo en que superé  pruebas de condición física, lucha olímpica, grecorromana, intercolegial y lucha libre profesional. Éstas fueron  avaladas por las autoridades del Estado de México y por dos grandes luchadores como Villano I y Ray Mendoza, quienes aprobaron el  riguroso examen profesional que nadie pensaba que pudiera pasar.  Así fue que pude presentarme en el  Toreo de Cuatro Caminos.

 

Un obstáculo más en mi carrera fue cuando me presenté con mi licencia del Estado de México ante  la H. Comisión de Box y Lucha del D.F. El  entonces presidente, don Rafael Barradas Osorio,   me dijo rotundamente que ese documento  no tenía validez en la capital mexicana y que si quería presentarme en la arena México tendría que realizar un nuevo examen profesional.  ¿Se imaginan ustedes?

 

Lo hice en la arena Apatlaco ante el señor Barradas y el doctor Gustavo Zabaleta;   tuve como jueces a don Raúl Reyes y a El Herrero. Lo mejor de este día después de dos horas de pruebas de acondicionamiento físico, lucha olímpica, intercolegial y lucha libre, fue que me lancé  una plancha desde la tercera cuerda hacia afuera del ring y como reconocimiento recibí una serie de  aplausos. Los inició el  señor Barradas y el doctor Zabaleta no me dejará mentir.  Este tercer examen también lo aprobé y con ello tapé muchísimas bocas de los detractores que no creían en mí.

 

No es por criticar, pero dudo mucho que los  luchadores de ahora  hagan exámenes como los hacíamos en mis tiempos. Actualmente muchos son improvisados. Con sólo un buen atuendo ya habrán echando maromas como cirqueros, sin siquiera saber el nombre correcto de las llaves de lucha libre.

 

“Trabaja duro en silencio y deja que tu éxito haga el ruido por ti”

 

Nos leemos la próxima semana , para que hablemos sin máscaras.

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