Encuentro sorpresa

20/03/2015 04:30 El Hijo del Santo Actualizada 04:30
 
Pasé como pude y entre fotos, empujones, porras y autógrafos me dirigí al vestidor, saludé a mis compañeros y ya en silencio me senté. Con las manos en mi cabeza medité y comprendí lo que estaba sucediendo.  Tendría que exponer mi máscara contra un luchador que yo no conocía;  no sabía si era peligroso, marrullero o experimentado. Mi corazón empezó a latir velozmente y me hice una serie de preguntas: ¿Qué pasará si me gana? ¿Y si pierdo la máscara? ¿Y si mejor me voy y le hago caso a Carlitos? ¡Dirán que soy un cobarde!  Entonces intenté serenarme y de esta manera deshacerme del profundo miedo que sentía en ese momento,  el cual se empezó a trasformarse en coraje al sentirme utilizado y abusado.  Compra El Gráfico y descubre esta historia en tu edición impresa de hoy.

 

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