Adiós amigo

Deportes 19/05/2017 05:00 El Hijo del Santo Actualizada 05:00
 

Nuestro entrañable y querido amigo, Mario Moreno Ivanova, ya está al lado de su padre, don Mario Moreno Cantinflas, con quien disfrutó inolvidables momentos de su vida, dentro y fuera de los escenarios artísticos.

Hace algunos años tuve la excelente idea de formar un grupo de amigos, que hasta el día de hoy continúa unido. Y en este círculo lo primordial es la admiración mutua y el respeto;  aquí no hay cabida a la envidia, a la crítica, ni a la traición y nos reunimos con regularidad disfrutando nuestros éxitos y compartiendo anécdotas de nuestros respectivos padres. Como buenos y sinceros amigos, también compartimos nuestras tristezas y momentos difíciles.

Al ser los hijos de Olga Guillot, Lola Beltrán, Javier Solís, Cantinflas y El Santo, nos sabemos vulnerables a las críticas; por ello siempre hemos estado alertas y preparados para ser juzgados por la prensa y público en general, quienes obviamente saben quiénes somos pero no nos conocen a fondo porque no saben realmente cómo somos. 

Ser hijo de un ídolo de México no es fácil porque siempre existen personas nocivas que nos juzgan y critican sin fundamento alguno. 

Estamos rodeados de envidias y de oportunistas que quisieran estar en nuestro lugar; sin embargo, aunque a estas escorias les duela, nosotros fuimos elegidos por nuestros padres para heredar su legado y personajes.

Mario Moreno Ivanova no es la excepción y fue elegido por su padre e hizo muy buen trabajo con el personaje de su progenitor. Lo llevó por buen camino y logró hacerlo aún más grande en el rubro de las marcas. Deben saber que no lo logró él solo, todo fue con el apoyo de su legítima esposa, la señora Tita Marbez, quien hasta en su última morada seguirá siendo su ángel guardián, pues ella siempre caminó de la mano junto a él y estuvo a su lado incondicionalmente, en las buenas y en las malas... ¡hasta  la muerte!

Hoy en el grupo estamos tristes porque nuestro amigo se fue, pero la vida nos dio la oportunidad de conocer al verdadero Mario, a ese hombre bueno que era un niño grande, bromista, simpático, ameno y cariñoso que, al igual que todos los seres humanos, tuvo sus errores y aciertos. ¡Quienes lo conocimos de cerca, sabemos de su calidad humana, de su nobleza y generosidad!

Habíamos quedado de vernos esta semana y sí, nos vimos, pero en su funeral. ¡Qué triste! Hasta pronto, querido amigo Mario Moreno Ivanova. 

Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.

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