Perdida dolorosa

14/11/2014 04:30 El Hijo del Santo Actualizada 02:35
 
Queridos lectores, no es nada fácil para uno escribir sobre un tema tan complicado y delicado como lo es  la muerte de un hijo. Se supondría que la ley de la naturaleza nos dice que nacemos, nos reproducimos y morimos. Según esta ley lo lógico es que primero, por edad, deberíamos  morir los padres y después los hijos,  pero sucede que en muchos casos no es así. El 26 de septiembre vivimos la terrible pérdida de 43 estudiantes en el espantoso suceso de Ayotzinapa. 
 
Los padres de estos jóvenes han entrado en una vivencia escalofriante de dolor al perder a sus hijos y,  según sé, algunos jóvenes también ya eran padres. 
 
Como un ciudadano más de este país no puedo más que sentir una profunda tristeza, indignación  e impotencia por este hecho impregnado de impunidad y corrupción.
 
Algunos periodistas me han preguntado mi opinión al respecto y debo  decirles que yo no me incluyo en temas políticos porque El Santo es apolítico, lo cual no implica que no esté enterado de lo que sucede en mi país y que como mexicano no sienta muchas cosas dentro de mí. Finalmente, soy un ser humano que representa a un personaje y que en su vida privada también tiene hijos.
 
La realidad es que muchas veces quisiera revivir al personaje de las películas de El Santo para que ¡viniera, acabara con los malos y las historias siempre tuvieran un final feliz! Sin embargo,  la realidad no es ésa.  Santo contra las Mujeres Vampiro y Santo contra El Dr. Muerte son sólo parte de una ficción. 
 
Es por esto que hablo de impotencia y de una gran frustración al no poder hacer nada para ayudar a estas madres y padres a no sentir este terrible dolor. Ni siquiera el tiempo, que se supone lo cura todo, podrá algún día mitigar la angustia de estas familias.
 Yo lo siento mucho y lo único que puedo hacer es mandarles un fuerte abrazo y mis condolencias;  de verdad que me gustaría poder hacer más.
 
Por otro lado, esta semana nos despertamos con otra terrible noticia: la muerte del hijo de un querido amigo y orgullo de México, Hugo Sánchez Márquez, y de Emma Portugal. Tuve la oportunidad de ir a acompañarlo a la capilla donde se velaba el cuerpo de su primogénito y quiero comentarles que me encontré con un hombre fuerte, pero con un rostro desencajado de dolor y de impotencia.
 
Hugo Sánchez Portugal,  de apenas 30 años, quien  se supone tenía toda una vida por delante, falleció y con su muerte deja un terrible dolor a sus seres más amados.
 
Nuevamente se rompió el ‘ciclo de la vida’, eso es lo que no nos esperamos nunca, creemos que todo será  como naturalmente ‘debe de ser’ y resulta que los designios de Dios son otros.
 
 ¿Qué podría decirle yo a ese Hugo y esa Emma que acaban de perder a su hijo? ¿Qué les dirían ustedes? De verdad que no hay palabras.  El ‘lo siento’ es muy relativo. 
 
SENTÍ CORAJE
 
Sentí mucho coraje al leer algunos comentarios en diferentes medios y en redes sociales en los que decían que por qué tanto interés en la muerte del hijo del futbolista,  cuando presuntamente acababan de morir masacrados 43 jóvenes estudiantes.
 
Creo que es injusto que la gente piense de esa manera. Yo, por ejemplo, no fui a darle las condolencias a las madres de estos estudiantes simplemente porque no las conozco. Mas eso no quita que hoy lo haga en este espacio, así como lo han hecho durante todos los días todos los periódicos, televisoras, radiodifusoras, periodistas, artistas, políticos, deportistas y en general todo México,  

 

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