En punto muerto, indagatoria de Luz

La roja 31/05/2016 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:02
 

Hace cuatro años,  Luz del Carmen Miranda González, de entonces 13 años, desapareció de su domicilio sin dejar rastro. Desde entonces no se sabe nada de ella. Hace mucho tiempo, ya que la investigación está en punto muerto. Su madre  Araceli González  no pierde la esperanza y la sigue buscando.

A inicios de 2012, Araceli González, su esposo  Jorge Miranda  y su única hija, Luz del Carmen, de 13 años, rentaron un cuarto en un edificio tipo vecindad, en la colonia Jardines de Morelos, Ecatepec. Era, en aquel entonces, para lo único que les alcanzaba. La familia venía de problemas económicos, y la mayor parte del dinero lo ganaba entonces Araceli, trabajando en casas ajenas.

La mañana del 12 de abril de 2012, Araceli salió  a trabajar antes de las 5:30 de la mañana, con rumbo a Lomas de Tecamachalco, donde trabajaba como cuidadora. 

Antes de irse dio a su hija un beso, quien seguía dormida. A las siete de la mañana, el papá también dejó la casa; iba a trabajar como bolero.

Jorge llamó a su hija en dos ocasiones, una pasadas las 7, y otra a las 10 de la mañana. Todo sonaba bien.

SE ESFUMÓ. Sin embargo, a las 5:30 de la tarde, cuando Jorge regresó a casa, se encontró la puerta del cuartito abierta, la televisión prendida. Las llaves sobre la mesa, el suéter sobre la cama.

De lo que pasó entre las 10 de la mañana y las 5:30 de la tarde, sólo hay versiones. Se sabe que Luz salió alrededor del mediodía y se sentó en las escaleras de la vecindad. Una mujer la vio llorando. Poco después, un niño de 11 años, vecino, se sentó junto a ella y hablaron por un rato. Después Luz se metió de nuevo al cuarto. La vieron salir de nuevo a las 2 de la tarde y regresar otra vez.

Nadie sabe la hora en que Luz salió por tercera ocasión, para no regresar. Araceli concluye que salió de forma no planeada, intempestiva: la tele prendida, el cargador de su celular colgando desde un clavito en la pared. Sin suéter, sin dinero, sin llaves. Dejando la puerta abierta.

Los familiares tapizaron la colonia Jardines de Morelos —de donde desaparecería, un año más tarde, y apenas a una cuadra  de distancia, otra niña de 13 años, de nombre Luz María— de carteles, pidiendo ayuda para localizar a Luz.

Tres días después de la desaparición de Luz, Jorge recibió un mensaje anónimo, en el que se aseguraba que un tal ‘Güero’ José Guadalupe tenía a la niña. La violaba y ya había matado niñas anteriormente. Dieron una dirección. Los oficiales se apersonaron y preguntaron si ahí vivía una tal ‘Güero’ José, y si tenían a Luz. No hubo más indagatoria.

A los dos meses de la desaparición de Luz, el niño de 11 años que habló con ella el día que desapareció perdió la vida en un extraño accidente: fue arrollado por el tren.

Para Araceli, el principal sospechoso es un habitante de la vecindad que vivía justo frente al cuarto de la familia.

Se trata de un hombre vinculado a bares y prostitución. Jamás fue investigado. Pero al saberse señalado por la familia se mudó de domicilio. 

A cuatro años  de la desaparición de Luz, el caso lleva ya mucho tiempo en punto muerto. Pero Araceli sigue esperando a su hija. Por eso no se muda de la triste vivienda, desde donde alguien sacó a la pequeña con engaños y se la llevó. 

 

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