Gracias a Facebook halla a su madre

29/07/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 03:00
 

Irene Hernández decidió buscar a su verdadera familia después de que supo que las personas con las que creció la habían robado cuando era muy pequeña. Hace una semana supo por fin quién es su verdadera madre.

Unos años atrás, por medio de vecinos y algunos familiares que decidieron no guardar más silencio, supo que la habían ‘levantado’ en el Distrito Federal cuando tenía unos tres años. 

Algunas versiones (como publicó El Gráfico en julio de 2014) relataban que a Irene la habían hallado en calles de la ciudad de México “solita”;  otras, que la habían ‘levantado’ en un mercado. 

Se la llevaron a Tehuacán, Puebla. La idea era “regalar” a la niñita a una joven mujer que no podía tener hijos. Pero al final ésta no la quiso, y una mujer, a quien llamaremos Matilda, se la quedó. Calculaban que había sido en 1987 u 88. El día que llegó llevaba un vestidito blanco, el pelo peinado en caireles, una medalla al cuello y pedía que la llevaran con su mamá.

Irene fue a organizaciones civiles, dio entrevistas a diarios y abrió una cuenta de Facebook para difundir su caso: su fotografía ya adulta y una de cuando era muy pequeña y tenía poco tiempo de que la habían robado. 

Hizo rodar estas imágenes en la red y en los medios como echando botellas al mar durante un año. Ya había perdido la esperanza de encontrar a su verdadera madre, cuando recibió un mensaje mediante la red social, unos 20 días atrás.

“Era una muchacha”, explica Irene. Aquella dijo que su cuñada, una mujer de nombre Rosaura, sin acceso a Facebook, había perdido a su hija en condiciones muy similares, pero en 1989; la niña se había soltado de la mano de la abuela en el mercado de La Merced y nunca habían dado con ella.

La muchacha agregó que la mujer, al ver las fotografías, estaba segura de que se trataba de la hija que le robaron. Para mayor coincidencia, esta mujer tenía ya mucho tiempo que había dejado el DF, se había vuelto a casar y residía en Cañada Morelos, a una hora de Tehuacán, donde Irene había hecho su vida.

DESCONFIANZA. Al principio Irene sintió desconfianza. Ansiaba conocer a su verdadera familia. La mujer con la que creció, quien ya tenía 11  hijos propios cuando la niña llegó, había sido cruel. Ella siempre sintió rechazo, maltrato. Pero ahora no sabía si creer en lo que la muchacha le decía.

Días más tarde se puso en contacto otra joven, hija de Rosaura. Le explicó lo difícil que había sido para su mamá. Le contó que cuando se perdió, su mamá la buscó “hasta por debajo de las piedras”; fue al programa de Nino Canún, se anunció con el Tío Gamboín, incluso hicieron un programa para ‘Mujer, casos de la vida real’.

“La señora quería conocerme, hablar conmigo, pero a mí, así de rápido, no sé, me entró mucha desconfianza. Pero después hablé con mi esposo y él me dijo que me diera la oportunidad”.

La señora Rosaura visitó a Irene. Sólo llevaba la partida de bautizo de la hijita perdida. Explicó que no tenía fotos porque en aquel entonces era muy pobre y vivía en una casa con un techo de lámina, y en una ocasión que llovió muy fuerte perdió casi todos sus documentos. Pero estaba segura de que ella era su hija, lo sabía desde que había visto la fotografía.

Irene insistió en hacerse una prueba de ADN. Rosaura dijo que sí. Y ahí mismo, en Tehuacán, pagaron una prueba de laboratorio. El 17 de julio pasado les entregaron los resultados. Hay una compatibilidad del 99.99 por ciento.

Ahora Irene sabe que su nombre original es Rosamaría y Qque nació el 30 de abril de 1987. La robaron cuando tenía dos años y medio. En la familia, con su esposo e  hijos, “todavía no lo podemos creer”. Las vidas de todos cambiaron: “Antes sólo tenían una abuelita por parte de mi esposo, y ahora ya tienen otra y tienen tías”.

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