Alejandra se pierde al buscar al novio

29/04/2014 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 22:02
 

Teresa Alejandra Gómez es una mujer de mediana edad, robusta, de rostro cálido y hermoso, y está sola. Ha trabajado como taxista pirata, verificadora de autos; también lava ajeno y hace otros oficios más para sacar adelante a sus hijos. 

El 2 de marzo pasado, Teresa se encontraba en Pachuca, Hidalgo, trabajando, cuando decidió marcar al celular de su hija de 16 años, Alejandra Joselín, quien se había quedado a cargo de dos hermanitas menores en casa, en Ampliación Barrio Alto, Lomas de San Miguel, delegación Gustavo A. Madero. Marcó en varias ocasiones, pero el celular estaba apagado. Mandaba a buzón. Entonces llamó al hermano mayor, quien le dijo que no encontraba a Alejandra.

Inmediatamente se dirigió a casa, pero llegó hasta pasadas las 10:30 de la noche. Entonces habló con los hijos mayores, de 17 y 27 años, quienes ya habían comenzado la búsqueda de su hermana. 

Los jóvenes preguntaron por todo el barrio. Supieron que algunos la habían visto alrededor de las 5:00 de la tarde en el paradero de microbuses y base de taxis. Otros, en cambio, decían que la miraron por la zona del mercado, ahí donde vive un ex patrón de Alejandra. La muchacha, quien  había terminado la secundaria y esperaba la convocatoria para estudiar enfermería, había trabajado de octubre de 2013 a enero de 2014 en una purificadora de agua, cuyo antiguo dueño era amigo de la madre, pero que ya administraba el hijo de aquél, un hombre de unos 35 años, soltero. Los hermanos fueron a buscarlo alrededor de las 9:30 de la noche, pero no lo encontraron.

Después consiguieron que les prestaran un auto y dieron varias vueltas por la colonia, buscándola, sin éxito. Sólo hubo un pequeño contacto. Aunque esa noche le marcaron al celular en varias ocasiones, se encontraba apagado. Pero a la medianoche alguien lo prendió de nuevo. Pero antes de que lograran marcarle lo apagaron. Al día siguiente, Teresa se presentó en la agencia del MP número 21, cerca de su domicilio. Aunque Alejandra es menor, los servidores públicos se negaron a iniciar el acta. Alegaron que tenían que dejar pasar 72 horas antes de recibir la denuncia. 

pidió dinero 

Teresa salió de las oficinas sin saber qué hacer. Decidió buscar de nuevo al ex patrón. Y es que sus hijas más pequeñas le habían confesado que Alejandra a veces se salía con él para ir a reuniones de Alcohólicos Anónimos. Por fin lo encontró. Éste dijo que no sabía nada sobre el paradero de la adolescente. Teresa le creyó. Pasó el lunes, el martes, sin noticia alguna.  

El miércoles, el ex patrón se presentó en la casa de Teresa. Preguntó por ella. 

“No sabemos nada”, dijo la madre.

“Entonces mi deber es decirles algo”, comenzó el ex patrón. Y admitió que ese domingo sí había visto a Alejandra, entre las 8:30 y las 9:00 de la noche. Según su versión, la chica lo buscó para pedirle dinero. Ella tenía novio y quería tomar un taxi para visitarlo, ya que se había dado cuenta de que la estaban buscando, lo que la asustó. El ex patrón relató que le prestó un billete y se despidió.

“Él argumenta”, explica Teresa, “que Alejandra le tenía mucha confianza y le platicaba sobre sus problemas en casa”. Sobre todo la falta de dinero. Pero hay cosas que no concuerdan. Por ejemplo, le pidió la dirección del grupo de AA al que asistían, se lo dio, pero no se encuentra en el lugar que aquél indicó. Tampoco ha dado información sobre el supuesto novio. Ahora, él relata que ha consultado el paradero de Alejandra con un brujo de Veracruz, quien le dice que la muchacha “está muy bien”. 

El día 5, Teresa logró interponer una denuncia en las oficinas de CAPEA. Hasta la fecha no se han revisado las sábanas de llamadas.

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