Identifican y denuncian al raptor de Aurora

25/08/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 03:00
 

Lydiette Carrión

No sabemos exactamente dónde estaba el señor, si hojeaba el periódico mientras desayunaba, o en medio de un descanso en el trabajo, cuando vio publicada la fotografía de su hijo Marco Antonio, como sospechoso de plagiar a Aurora, una niñita de cuatro años. 

Tampoco sabemos si decidió ir a la procuraduría ese mismo día o a la mañana siguiente. Pero el señor se armó de entereza y puso el bienestar de la niñita por encima del de su propio hijo; se presentó antes las autoridades y rindió su declaración: él vio a su hijo Marco Antonio el día en que Aurora desapareció. El joven llegó a su casa y llevaba a la niña. 

Como publicó El Gráfico el pasado martes, Alejandra Alba Rosales es madre soltera. El viernes 31 de julio se había quedado sin trabajo. El jueves 6 de agosto ya había contactado a una empresa y debía dejar sus papeles. Pasaban de las 9 de la mañana y Aurora, su pequeña de cuatro años, seguía dormida. Decidió salir sin despertarla, no le llevaría más de 40 minutos, y antes de las 10 una vecina iría a echarle un ojo. 

Le dejó una gelatina y galletas, revisó puertas y ventanas, cerró por completo y salió de la casita de interés social en el Fraccionamiento Las Plazas, municipio de Zumpango, estado de México. Regresó poco antes de las 10 de la mañana, casi al mismo tiempo que la vecina. Una ventana estaba abierta y su hija había desaparecido.

Esa misma tarde, después de buscarla en los alrededores y poner la denuncia, tanto Alejandra como los  vecinos comenzaron a sospechar de un joven que había llegado al fraccionamiento apenas un mes atrás, ya que un señor lo dejaba quedarse en una casa desocupada. Fue así que se comenzó a difundir el rostro del sospechoso, quien decía llamarse Marco Antonio. 

Hasta que el padre lo vio en el periódico. Aquél declaró lo siguiente: su hijo, cuyo nombre completo es Marco Antonio Esquivel Alemán (si bien él manejaba Marco Antonio Olvera, o Marco Antonio Ramírez Cruz) llegó a la casa paterna el 6 de agosto pasado, el día que Aurora desapareció. Tenía mucho tiempo que no lo visitaba, casi dos años. El hombre joven, de 31 años (nació el 8 de diciembre de 1983), iba en compañía de una niñita, a quien el padre preguntó su nombre. 

–Aurora –dijo la pequeña. 

Marco Antonio dio la siguiente explicación: la niña era hija de la mujer con la que vivía, y él la estaba cuidando. Pasaron ahí la noche. El padre notó que la niñita era muy retraída, pero no sospechó nada. Se quedaron un día más en esa casa, pero para el sábado 8 de agosto, el papá de Marco Antonio, ya extrañado, le dijo que debía entregar a la niña con la mamá. Aurora se cambió de ropa: pantalón deportivo azul petróleo, tenis blancos, blusa azul marino de manga larga.  El sospechoso y la pequeña dejaron la casa y el señor no volvió a saber nada de ellos. 

Sobre Marco Antonio, el testigo agregó que es mexicano, estuvo casado y procreó un hijo, pero la mujer lo dejó tiempo atrás. No tiene domicilio conocido, sin embargo, se sabe que su vida la ha hecho en Ecatepec, donde se desempeñaba como jardinero en algunas casas; en Tecámac, donde en ocasiones pasaba la noche en un hospital, y en Coacalco (se halló la credencial de una biblioteca virtual a nombre de Marco Antonio Esquivel, sin segundo apellido, pero con una dirección falsa). La madre vive en el Distrito Federal.

La última vez que el padre vio a Marco Antonio llevaba pantalón beige de vestir, playera blanca tipo polo con franjas azules en el cuello y una chamarra negra de tela. No se ha obtenido ninguna otra pista sobre el paradero de Aurora. 

 

 

 

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