Sandra lleva un año desaparecida

24/02/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 22:26
 

Sandra Cabrera Flores desapareció hace un año y dos días, el 22 de febrero de 2014, cuando tenía 18 años. Entonces había tres rastros: esa tarde salió de su trabajo en la zapatería Cklass sobre avenida López Portillo, en Ecatepec, estado de México, acompañada de un conocido; la vieron esa misma tarde por su colonia y envió un mensaje desde un celular que no es el suyo.

Actualmente, para las autoridades todas las líneas de investigación están prácticamente agotas, explica la familia de Sandra. La madre de la joven, Araceli Flores, resume: “Realmente no sé qué pasó con mi hija”.

El 22 de febrero de 2014, a las cuatro de la tarde, Sandra terminó su turno laboral en la zapatería. Alejandro, un compañero de trabajo, se ofreció a darle un aventón.

Armando Cabrera, hermano de Sandra, explicó en su momento el trayecto que Sandra y Alejandro debieron de tomar: circular sobre López Portillo y después doblar en avenida de las Flores. En la esquina con Francisco Villa, según lo que dijo Alejandro a las autoridades, la joven le pidió que se detuviera, ya que había visto a su papá caminando sobre la calle y lo quería alcanzar. Pero el papá no la vio aquella tarde.

A las siete de la noche, la madre de Sandra le marcó al celular. La joven contestó, dijo que se encontraba con Ana, su mejor amiga y quien vive a un par de calles de distancia.

Meses después, la familia sabría que cuando Sandra recibió esta llamada se encontraba en Coacalco, no muy lejos de su hogar.

A las 8:30 de la noche, Sandra se comunicó de nuevo. Mandó un mensaje desde un celular desconocido; era el de Alejandro, el muchacho que le dio el aventón. Sandra aseguró que no tardaría mucho y que estaría en casa a las 10 de la noche.

De igual forma, se sabría que Sandra se hallaba a pocas cuadras de casa.

A las 11:30 pm, el hermano de Sandra, Armando, le marcó. La llamada entró, pero nadie contestó. Marcó otra vez y ocurrió lo mismo. Las autoridades, explica la familia, no han logrado ubicar dónde se hallaba el teléfono para entonces. Para la tercera llamada el teléfono había sido apagado.

Al día siguiente, el domingo 23, la familia llamó al teléfono de Alejandro. El joven se identificó y relató su versión: que la tarde anterior le había dado un aventón a Sandra a la esquina de Francisco Villa y las Flores, y que posteriormente, por la noche, se la había encontrado de nuevo, por casualidad, sobre Francisco Villa. Que iba acompañada de un muchacho con “pantalón blanco” y “pelos parados”. Que Sandra le pidió prestado su teléfono móvil.

Entonces llamaron a Ana, con quien supuestamente estaba Sandra. Aquella explicó que Sandra le marcó desde un celular que no conocía para ponerla al tanto: había dicho que estaría con ella. “¿Qué pasó?, o ¿en qué andas?”, le inquirió Ana. Sandra, tranquila, le dijo a su confidente: “Luego te cuento”.

El número desde el cual Sandra llamó a su amiga era el de Alejandro.

Ese domingo 23, la familia levantó una denuncia por la desaparición de Sandra en la agencia del Ministerio Público de San Cristóbal, Ecatepec. A los 15 días, un amigo, con buenas intenciones, sugirió dar de baja el celular de Sandra, para así recuperar cualquier mensaje de texto. La medida probó ser contraproducente; no se recuperó ninguna información, en cambio se perdió el número.

Actualmente, tanto autoridades estatales como federales han descartado a Alejandro como sospechoso o persona de interés. La señora Araceli explica que las autoridades consideran que “no esconde nada”, ya que se presenta a declarar cada vez que lo citan, por lo que consideran que no tiene nada que ocultar. La familia piensa que la investigación se ha realizado de forma deficiente e incompleta.

Sandra actualmente tiene 19 años. Su familia, amigos y novio la siguen buscando.

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