Monse desaparece y no activan alerta

21/10/2014 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 20:42
 

A pesar de que la Alerta Amber es un sistema de aviso temprano para la localización de niños y adolescentes desaparecidos, las autoridades son renuentes para activarla en casos de jovencitas extraviadas. Y esto se agrava si hay indicios de que la adolescente se fue por propio pie. Esto a pesar de que la mayoría de víctimas de trata y explotación son convencidas de dejar sus casas de forma voluntaria.El de Elizabeht Monserrat Estrada Guillén es uno de esos casos en los que las autoridades se niegan a activar la Alerta Amber. ¿La razón?: Monse, como la llaman todos, tiene 17 años, está a punto de dejar de ser menor de edad, y muchos policías consideran que ya no tendría por qué activarse este mecanismo.

Monserrat salió a las 7 de la mañana del 14 de octubre de 2014, del domicilio de sus papás en la Unidad Francisco Villa, delegación Iztapalapa. Iba a un curso para presentar su examen del Comipems y así ingresar a alguna universidad pública del área metropolitana.

La abuela, Guadalupe Sánchez Ramírez, quien relata la historia, explica que su nieta quiere estudiar diseño gráfico. Por las tardes llenaba hojas y hojas de sus cuadernos con dibujos de muñecas. Con un carácter más bien introvertido, lo que a Monserrat más le gusta es dibujar.

La muchacha salió esa mañana rumbo a San Juan de Aragón; no llevaba celular. No llegó a su destino y no se ha vuelto a saber nada de ella.

La familia comenzó a buscarla. Llamó a familiares y a las pocas amigas que la muchacha tiene. Alguien dijo que no podían levantar una denuncia hasta que pasaran algunos días. Así que dejaron pasar los días. Por fin la madre fue a las oficinas de la procuraduría, donde la canalizaron a CAPEA. Ahí, uno de los funcionarios se negó a activar la Alerta Amber.

En el caso de Monserrat existe la posibilidad de que la joven haya decidido irse por propio pie, convencida por un joven de 23 años, que hasta la fecha no ha sido localizado. Sin embargo, el grupo de edad al que ella pertenece es uno de los más vulnerables. La mayoría de las víctimas de explotación y trata son enganchadas y dejan voluntariamente sus casas; sus edades oscilan entre los 13 y los 20 años.

UNA TRAS OTRA
Un caso similar al de Monserrat es el de Beatriz Rocha Hernández, quien desapareció el 9 de agosto de 2013, cuando tenía 16 años. Beatriz se dirigía al CCH Sur, donde llevaba estudiando apenas una semana, como reportó en su momento. Carolina Hernández Gutiérrez, madre de Beatriz, fue a buscarla por la noche, pero su pequeña jamás había llegado al plantel.

A los pocos días, indagando entre sus cosas, halló una hoja de papel en la que Beatriz escribió sobre Miguel, un hombre joven de 26 años que trabajaba como guardia de seguridad privado. El encuentro se había dado en diciembre de 2012. Desde entonces, Miguel la asedió y en secreto le prometió que le regalaría un viaje a Francia por haber cumplido 15 años, y otro a Dinamarca cuando cumpliera 18.

Después, la madre se enteró mediante las amigas de la secundaria que Miguel le había regalado un celular —se lo había pasado por entre los barrotes de la escuela— y le marcaba cada media hora. Le preguntaba qué hacía, con quién estaba, la celaba si se encontraba con muchachos de su edad. Desde la fecha en la que desapareció, Beatriz no se ha comunicado con ninguna amiga, amigo, primo o conocido.

Las autoridades capitalinas jamás activaron la alerta Amber, ni investigaron el celular.

Apenas hace unos días, la procuraduría capitalina activó la Alerta Amber en el caso de Beatriz.

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