Desaparece una, buscan a dos

La roja 21/06/2016 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:00
 

Jessica Cerón Salinas desapareció hace casi cuatro  años, con casi 29 años de edad y 39 semanas de embarazo; estaba  a punto de dar a luz a su primer hijo,  a quien llamaría Max. 

El caso ha sido paradigmático en cuanto a la documentación de alteración del expediente por parte de las autoridades de Jiutepec, Morelos, donde sucedieron los hechos.

Hace unos años fue tomado por la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), de la Procuraduría General de la República.  

Pero desde febrero, la PGR ni siquiera ha asignado un agente del Ministerio Público. La familia hace diligencias para dar con Jessica, pero sin agente que les represente.

SIN MINISTERIO PÚBLICO.  Lisbeth Cerón, hermana de Jessica, narra el problema: “Fevimtra se detuvo en enero, desde febrero estamos sin MP, porque la mandaron de comisión al caso de Ayotzinapa. Nosotros les decimos que no son los únicos desaparecidos. Pero hasta ahorita no la han regresado”. 

Durante la mayor parte del año 2014, explica Lisbeth, el agente del Ministerio Público asignado trabajó muy poco en el caso. La familia pidió que lo cambiara, y la fiscalía así lo hizo. Puso a cargo una agente bastante eficiente que tenía muchas ideas para continuar la investigación. Sin embargo, desde febrero de este año, la agente fue asignada al caso de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.

“No se ha hecho nada en la carpeta”, resume Lisbeth. Incluso se tiene contemplada una diligencia de búsqueda en un cerro. Pero no asistirá nadie designado al caso.

El 13 de agosto de 2012, Jessica, quien ya se encontraba de incapacidad por maternidad en el trabajo, dijo a Celia, su madre, que debía ir a la oficina a resolver unos pendientes. Salió y tomó un taxi.

Cayó la noche. Se hizo tarde. A las 11 de la noche, Celia le marcó al celular. Jessica contestó: “Estoy en el cine. Regreso en un rato más”. Esa fue la última vez que Jessica se comunicó. Poco después, el celular fue apagado.

Al día siguiente, familiares y amigos de Jessica comenzaron a buscarla. Álvaro, un amigo del trabajo, explicó a la familia que en realidad Jessica no había ido al trabajo ese 13 de agosto, sino que se había visto con Nicolás, el padre del bebé.

La relación entre Jessica y Nicolás había sido mala. Ellos llevaban más de dos años juntos cuando la joven quedó embarazada. Él no quiso tener al bebé; ella sí. Nicolás, siete años mayor que ella, trabajaba en las antenas de una repetidora de televisión; durante sus turnos de trabajo debía pasar varios días en el cerro, a la altura de Tres Marías.

Cuando se le cuestionó, Nicolás aseguró primero que no había visto a Jessica en meses. Días después, presionado, aceptó que la vio, pero dijo que la noche en la que desapareció, Jessica salió corriendo bajo la lluvia y tomó un taxi. Hasta la fecha, Nicolás es considerado “testigo” en el expediente.

Conforme pasaron los meses, la familia se percató de que las autoridades de Jiutepec realizaban omisiones en la búsqueda. Incluso, “perdieron” pruebas del expediente. 

La Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Morelos emitió una recomendación en agosto de 2013 debido a las irregularidades cometidas por la procuraduría local.

Ésta fue una de las razones por la que el caso fue turnado a nivel federal. Ahora, sin embargo, lleva más de un año parado; y cinco meses sin investigador a cargo. En dos meses se cumplirán cuatro años de la desaparición de Jessica. La familia recuerda: se extravió una, pero ahora nosotros buscamos a dos. 

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