Le piden a Belén que se comunique

20/10/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 10:11
 

Elizabeth Marrón  Santillán esperaba resolver sus problemas familiares con ayuda de expertos. En el inter perdió a su hija de 13 años.

Elizabeth sabía que en su familia había conflictos desde hacía tiempo. Estaba consciente de que su hija mayor, Belén Ismerai Checa Marrón, de 13 años, tenía problemas de conducta. Ya en alguna ocasión la niña se había ausentado de casa, era rebelde, discutían a menudo. Por eso decidió llevarla a terapia sicológica.

Aunque la familia reside en Zumpango, estado de México, madre e hija se trasladaban al DIF de Toluca para que la niña asistiera a sus sesiones de terapia. Pero las cosas no mejoraban. Así que la experta a cargo recomendó que Belén pasara algún tiempo en un albergue, para que se estabilizara más rápido y ayudara a destensar también la dinámica familiar.

Elizabeth trabaja y además debe atender a otro hijo más pequeño, así que aceptó la propuesta. Belén no quería, pero su madre no sabía qué más hacer.  Fue así que en abril de este año la niña ingresó al albergue Refugio de María, en Toluca, una casa hogar de la asistencia privada, plenamente recomendada por el DIF mexiquense.

Pasaron unos 10 días. Elizabeth fue a visitarla. Su hija, pensó, se veía más tranquila, pero Belén insistió en que la sacara de ahí. Entonces, a su vez Elizabeth suplicó que aguantara un par de días más internada, le advirtió que no se fuera a escapar y también le pidió perdón. Belén, renuente, prometió aguantar. Madre e hija se abrazaron, lloraron y se despidieron.

Pero Belén no pudo cumplir su promesa y el 17 de abril de 2015, alrededor de las 6 de la tarde, se escapó junto con otras dos niñas. Rompieron el vidrio de un baño en la planta alta, se escabulleron por ahí, brincaron unos tejados y finalmente vieron la libertad al descender a la calle.

SIN DERECHOS. Elizabeth Marrón se enteró de que su hija había escapado. Intentó levantar una denuncia ante el Ministerio Público para que la buscaran y se activara la Alerta Amber, pero los agentes se negaron a levantar el acta. 

Alegaron que aunque Elizabeth era su madre, no tenía derecho sobre el bienestar de su hija. Agregaron que los facultados para levantar la denuncia eran los responsables del albergue, ya que al momento de desaparecer la niña estaba bajo su responsabilidad. La denuncia no fue levantada y tampoco se activó la Alerta Amber.

Así pasaron varios días, varias semanas. Una de las niñas prófugas fue localizada y tenía información sobre el paradero de las otras dos. Pero Elizabeth no supo sino varias semanas después. Finalmente la madre fue a una asociación de ayuda para la localización de niños robados y ahí le ayudaron a destrabar los asuntos legales.

Apenas hace una semana Elizabeth logró levantar la denuncia por la desaparición de su hija. Espera que la Alerta Amber se active. Ahora se sabe, por medio de la niña localizada, que Belén y la otra jovencita desaparecida pasaron  unos días en San Pablo Autopan, un pueblo de calles tranquilas al norte del municipio de Toluca. Aunque el lugar no es tan pequeño: ahí viven unas 50 mil personas.

Elizabeth quiere saber si su hija está bien. Por eso le manda un mensaje: “Que ya no pensamos internarla nunca más, dígale que la extrañamos mucho, su hermano, su abuela. Ella sabe que tiene una familia grande y que la queremos. Le pedimos que se comunique”.

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