Arma familia su propia investigación

La roja 19/04/2016 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:00
 

El viernes  21 de noviembre de 2014,  Maricarmen Martínez Avilés, de entonces 33 años, pasó la mañana en un evento de la escuela de sus dos hijos. Por la tarde los tres llegaron a la casa que compartían con la abuela. Comieron en familia. Por la noche, ella debía cubrir el turno nocturno en el Centro de Distribución (Cedis) de Walmart, en el kilómetro 42 de la carretera México-Cuautla. Así que salió de su domicilio entre las 7:20 y 7:30 de la noche. El trayecto en transporte público desde su casa era de entre 20 minutos y media hora, aproximadamente. Esa es toda la certeza en la desaparición de Maricarmen.

El plan para las siguientes 24 horas, relata  Miguel Ángel Cruz, hermano de Maricarmen, era el siguiente: cubriría el turno nocturno, saldría entre 6 y 7 de la mañana, según la carga de trabajo. De ahí se trasladaría a la universidad; tenía unos meses de haber entrado a Administración de Empresas en las licenciaturas sabatinas de la ETAC, campus Ixtapaluca. De la escuela no regresaría sino hasta las 6 de la tarde del sábado. Y de ahí iría de nuevo al trabajo.

Pasó la noche del viernes, la mañana y la tarde del sábado y en casa no la esperaban. Por la noche, su madre le marcó y el celular mandaba al buzón. Le inquietó, pero Maricarmen ya tenía 33 años y probablemente estaría ya de vuelta en el Cedis.

Pero en la mañana del domingo, varios compañeros de trabajo de Maricarmen se presentaron en la casa. Preguntaron por ella y explicaron que no se había presentado a trabajar desde la noche del viernes, ni la del sábado. Es decir, desde que había salido de casa con rumbo al trabajo, Maricarmen estaba extraviada.

Ese mismo domingo la familia levantó un acta por la desaparición de Maricarmen ante el Ministerio Público de Chalco.

“Sí nos prestaron el apoyo, pero realmente nada más para hacer el formato. Porque ya no se hizo nada más”, explica Miguel Ángel Cruz. “A pesar de que nosotros hemos dado algunos datos importantes de sospechosos, no los han llamado a presentar. Nosotros, en base a la investigación que nosotros hicimos, descubrimos algunas cosas que podrían ser importantes para el caso, conseguimos muchos datos”, pero en el MP no les han dado seguimiento.

TRAYECTO.  Para ir de su casa al trabajo, Maricarmen debía tomar dos combis: una a la entrada del fraccionamiento de Chalco, y otra en un crucero, frente a un banco. Para la familia, en estos dos puntos hay poco riesgo de que ella haya sufrido un asalto o ataque, ya que ambos lugares son bastante concurridos.

La llegada al Cedis Walmart es diferente. El transporte que Maricarmen tomaba la dejaba sobre la carretera federal, frente a un enorme terreno baldío que no cuenta con iluminación alguna. Ella debía cruzar debajo de un puente, que también estaba carente de luz, para llegar a su centro de trabajo. A raíz de lo de Maricarmen, han colocado iluminación en el desnivel. Pero sigue estando oscuro, y sin cámaras de vigilancia, el punto donde el transporte público la dejaba.

Desde aquel domingo, la familia fue al lugar a buscar algún inidicio. El hermano peinó el terreno, en busca de algo: los libros o la bolsa de Maricarmen, alguna pista de que la hayan subido a algún auto. No hallaron nada.

En diciembre de 2015, la familia solicitó a Toluca asistencia con el caso, ya que hasta entonces toda la investigación la había hecho la familia. Así lograron que se tomaran muestras de ADN de la madre y los hijos de Maricarmen, para posible identificación. Pero hasta la fecha no ha habido nada. También lograron inscribirla en el programa de recompensas de la Procuraduría mexiquense. Tampoco ha arrojado nada.

Miguel Ángel termina el relato con una petición a los raptores: “Si las personas que la tienen llegaran a leer este texto, que nos la regresen, nosotros estamos dispuestos a abandonar la investigación, sólo queremos tenerla de regreso. Sus hijos la extrañan y mi madre todavía está muy dolida por lo que está pasando”. 

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