“ES COMO SI SE LA HUBIERA TRAGADO LA TIERRA”

12/05/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 22:21
 

Angélica Martínez Santos todavía recuerda cuando, caminando con su hija Andrea en las calles de la colonia, veían los volantes y carteles de niñas desaparecidas. En particular recuerda el cartel de Arisbeth Sánchez Izalde, quien fue levantada junto a su hermanito por un hombre armado en una camioneta Windstar verde en una colonia vecina, Santa María Chiconautla, el 25 de febrero de 2013. 

Angélica vio la carita de Arisbeth en el cartel y dijo a su hija: 

—Mira, ya va para dos años que desapareció y, agregó, qué dolor para los padres.

—Qué triste mamá. Hay que rezar por ella para que regrese a su casa, respondió Andrea.  

Ahora y desde el 6 de agosto de 2014 el rostro de Andrea Michael Dávila Martínez también reviste los postes y paredes de Ciudad Cuauhtémoc, en Ecatepec, estado de México.

Aquel día —el 6 de agosto— Angélica acompañó a su hija Andrea, quien entonces tenía 15 años recién cumplidos, a conocer la prepa a la que iba a ingresar el próximo ciclo escolar. Salieron del domicilio desde muy temprano rumbo a Xalostoc y regresaron a la colonia alrededor de las 10:40 de la mañana. 

A la altura de avenida Las Torres y Embajada de Japón, a pocas cuadras de su domicilio, Angélica le pidió a Andrea que fuera rápido a la casa, tomara un dinero y la alcanzara a unas calles de ahí, ya que la madre iba a visitar a unas señoras y hacer un mandado.   

—¿Me llevo mi celular?, preguntó Andrea. 

—Como  tú quieras.

—Mejor llévatelo mamá, la muchacha le entregó el aparato y salió corriendo. 

Se fue sobre Embajada de Japón, dobló a la izquierda y luego otra vez a la derecha para caminar sobre Embajada de Hungría. Ahí dobló en una esquina para tomar Embajada de Suecia. Se sabe que sí llegó a este lugar porque una vecina la vio. 

Angélica, por su parte, se dirigió al domicilio de las señoras y esperó a Andrea. Sabía que no podía tardar más de 15 minutos. Pasaban de las 11 de la mañana cuando decidió no esperar más y se dirigió a casa. Ahí estaba otra hija, quien le informó que Andrea nunca había llegado.  

—Enseguida supe que algo no estaba bien y salí a buscarla.

Preguntó a varios vecinos; nadie la había visto. Regresó a avenida de Las Torres, donde ese día había un tianguis muy grande que se extiende a otras callecitas; preguntó a comerciantes y marchantes. Nada. 

Hasta las 3 o 4 de la tarde supo de la vecina, quien sí había visto a Andrea dirigirse con paso presuroso a casa, así se sabe que la muchacha fue vista por última vez en Embajada de Suecia.

Esa misma tarde la familia tapizó de volantes las calles y cometieron el error de colocar un teléfono particular. La madre luego se dirigió a la agencia del MP, donde expresamente pidió que se activara la Alerta Amber. “Nos dijeron que sí lo harían”, se duele Angélica, “pero la alerta no fue activada sino hasta el 20 de agosto. Para sacar a una niña del país…”. 

Al día siguiente recibieron una llamada. Las autoridades la rastrearon. Había salido de un reclusorio. Dijeron a los padres de Andrea que se trataba de una llamada de  extorsión. 

Desde entonces no hay una sola pista: en la colonia no hay cámaras de vigilancia, no hay testigos. Desde esa mañana de agosto, explica la madre, utilizando una expresión que usan mucho los familiares de desaparecidos, “es como si se la hubiera tragado la tierra”. 

“Ella es una niña muy seria, lo que pensamos es que estos tipos están bien vivos para saber qué niñas no se van a defender. Mi hija no pudo haber puesto resistencia. Yo sé que pasó eso: la paralizaron muy fácil”.

Google News - Elgrafico

Comentarios