Lorena se esfumó camino al trabajo

10/11/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 12:37
 

Lorena Ivonne Segovia Morales, de 25 años, estaba en proceso de separación o divorcio. Un día se desvaneció del trayecto de la casa al trabajo. La ex pareja aparentemente se está escondiendo.

Lorena Ivonne se separó de su esposo, Diego, en noviembre de 2014, y regresó a vivir a casa de sus papás, en Cuautepec Barrio Bajo —cerca del Reclusorio Norte—. Llegó con su hijo pequeño, que en enero siguiente cumpliría apenas dos años, un niñito muy parecido a ella: tez blanca, rasgos finos, delgadito.

Con carrera trunca y sin trabajo, decidió transformar eso. Lo primero que buscó fue un ingreso, así que tomó un empleo como recepcionista en un edificio sobre Avenida Reforma. Cada día, relata Alejandro Segovia Reséndiz, padre de Ivonne, la joven hacía entre una hora y media de trayecto; trabajaba de 2:00 de la tarde a 8:00 de la noche y volvía a casa. Mientras, su mamá cuidaba al pequeño. Pero toda la familia había decidido apoyar. Ivonne habló con su hermana mayor, quien es abogada. Ésta prometió ayudarle económicamente para que cursara la carrera de Derecho. La joven aceptó y comenzó a preparar los trámites para una escuela privada.

El 26 de enero de este año, Ivonne debía trabajar. Se arregló, se despidió de su hijito, quien se quedó al cuidado de la abuela. Salió a las 11:00 de la mañana, más temprano que de costumbre. Solía llamar tres y cuatro veces al día preguntando por el niño: si había comido, si estaba bien. Aquel 26 de enero no lo hizo, pero la familia no notó esto sino hasta que Ivonne no llegó a casa a la hora de siempre.

Padres y hermana llamaron al celular de la joven, pero el teléfono estaba apagado. Y continuó así el resto de la noche.

Al siguiente día, muy temprano, levantaron una denuncia por la desaparición en CAPEA.

Ese mismo día llamaron a amigos, familiares, ex pareja —que tampoco contestaba el teléfono—, empleadores. Supieron que el día anterior,  la joven nunca llegó al trabajo. Finalmente, consiguieron el teléfono de la ex suegra de Ivonne. Ésta, explica el señor Alejandro Segovia, negó saber dónde vivía su hijo ni en qué trabajaba.

La familia dio parte al agente investigador de CAPEA asignado a su cargo, y éste llamó a declarar a la suegra, quien se presentó ante las autoridades, pero cambió su versión: Aseguró que su hijo también estaba desaparecido y levantó a su vez una denuncia.

La familia de Ivonne entonces decidió levantar la denuncia en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra) de la Procuraduría General de la República. Ahí obtuvieron un dato importante: El celular de Diego, la ex pareja de Ivonne, continuaba funcionando y viajaba del DF a Cancún. Luego, 15 días después, supieron que el celular estaba de nuevo en carretera, de regreso.

querían al niño. El mismo día que el teléfono llegó a la capital, la suegra se presentó en la casa de los Segovia. Pidió que le “prestaran” al niño. Se lo negaron. Con la información sobre Cancún, el 4 de febrero, el señor Alejandro viajó junto con su suegro (el abuelo materno de Ivonne) a aquella ciudad turística. 

Sabían que Diego tenía amigos y conocidos ahí, en particular un muchacho de la universidad que trabajaba un bar Cocobongo. Otro conocido les ayudó y se hizo pasar por el padre de Diego en el bar. Los empleados dijeron reconocerlo, aseguraron que había ido junto a un “chaparrito de lentes” y una “güerita chaparrita”. La familia piensa que podría tratarse de su hija.

Ya van 10 meses de la desaparición de Lorena Ivonne. Su hijo está por cumplir los 3 años. No pregunta ya ni por su papá ni por su mamá.

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