Abandona a niña que se robó

08/07/2014 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 22:11
 

Antonio se asustó de que su fotografía y su media filiación circularan en televisión, medios de comunicación y redes sociales, con un texto similar al siguiente: “Se busca a la niña Jazmín, de 14 años, 1.50 metros de estatura, 40 kilos, morena, ojos cafés. Viaja en compañía de Antonio “N”, de 40 años, 1.80 de estatura, tez clara, aretes en ambas orejas, quien tiene antecedentes penales; vivió en el Distrito Federal y Estados Unidos una temporada, por lo que se presume que lleve a la menor a estos destinos”. En un pueblito de Veracruz, cerca de la frontera con Oaxaca, la noche del 22 de junio la niña dijo que iba a bañarse y desapareció.

Al día siguiente, la madre la buscó entre familiares y amigos. Se presentó en la casa de un tío, de nombre Antonio, alias El Toni o La Muñeca. Únicamente se encontraba la esposa de éste, una muchachita de 15 años embarazada, quien, atribulada y desconcertada, le dijo que no sabía dónde se encontraba su propio marido.

A Antonio no le importó sacar a la sobrina de la escuela ni dejar a su propia esposa, otra chiquilla, con siete meses de embarazo. Confió en que en nuestro país la sociedad es permisiva y tolera que un hombre adulto seduzca a jovencitas menores.

Y al principio funcionó. Cuando la familia de la niña reportó el caso, los ministeriales en Veracruz le respondieron el consabido: “Ya volverá. Se fue por propio pie”. Porque muchos consideran que es normal que hombres de 40 años se roben a muchachas de 14.

Pero los padres de la niña no se conformaron con esta respuesta. Con los pocos medios económicos que tienen viajaron al Distrito Federal, contactaron a una organización y se presentaron en CAPEA para solicitar la Alerta Amber. Ahí les explicaron que sólo el estado de Veracruz podría activar dicha alerta, ya que la desaparición había ocurrido en esa entidad. Si esto ocurría, prometieron, inmediatamente darían difusión en la capital. Entonces las organizaciones sociales presionaron a aquel estado para que así lo hiciera. Por fin lograron una respuesta positiva y se activó la alerta: el nombre, la foto de la menor, aunados a los de Antonio circularon por redes sociales, medios de comunicación y volantes.

La dejó sola y sin dinero

El 2 de julio, Antonio abandonó a la niña que había robado en la Central de Autobuses del Norte. No se sabe exactamente lo que le dijo, sólo se despidió, se fue y la dejó sola y sin dinero. No se sabe tampoco cuanto tiempo pasó la muchacha, avergonzada y en shock, sola, en la terminal. Pero por fin llamó por teléfono a familiares, quienes fueron por ella. Actualmente ya está en casa. Se encuentra deprimida, ya que socialmente también se tiende a culpar a las jovencitas, pero regresará a la escuela en el siguiente ciclo y, si todo sale bien, podrá salir adelante. Pero no todas corren la misma suerte. En el mismo pueblo otra muchacha, de 15 años, espera un hijo de este individuo, quien continúa prófugo. La organización no gubernamental Interagency Youth Working Group realiza trabajo sobre salud reproductiva para jóvenes de países en vías de desarrollo. De acuerdo con su información, las jovencitas que se casan o juntan en la adolescencia casi nunca logran seguir estudiando, además de que cancelan la posibilidad de acceder a mayores recursos económicos en el futuro.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, de los 3.3 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años que no estudian ni tienen un trabajo remunerado, 89.2% son mujeres y no pueden acceder al empleo porque han sido relegadas al trabajo doméstico.

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