Entró al ritmo de la música

Sexo 25/01/2017 05:00 Anahita Actualizada 05:00
 

Pablo heredó de su padre una colección bien nutrida de acetatos de los más reconocidos artistas musicales; José José, Los Platters, Raphael, Elvis Presley, La Sonora Santanera…, que guardaban añoranzas en las desgastadas fundas de cartón.

Sus manos gentiles descubrían cada vinilo de su bolsita de plástico. “¿Quieres oír a Los Panchos?”, me preguntó como si me acercara una caja de chocolates; “pon la que dice: ‘si tú me dices ven, será todo para ti’”, le respondí… Cómo no insinuar mis intenciones a ese hombre esmerado todo el tiempo en complacerme.

Y mientras el disco daba vueltas infinitas sobre la tornamesa, Pablo hacía surcos en mi espalda que ya había desnudado nomás al poner la aguja en el plato de 33 revoluciones. Un escalofrío viajó desde mi nuca hasta plantarse entre mis nalgas y en medio del trayecto, me besaba el cuello.

“Tu cuerpo es una copia de Venus de Citeres…”, sonaba cuando, sentados en la duela, me apresaba con sus piernas y su falo se posaba entre mis vértebras. Sus brazos rodeaban mi cintura y su mano empezó el consentimiento de mi pubis. Sus dedos eran ágiles y bailarines, que al compás de la música, fue como si me llevara en la danza, al tiempo que mi culo se meneaba para sentir aún más su pene, el cual crecía en cada arrimón.

Entonces, nos dejamos de escarceos y, frente a frente, tomé su tronco venudo y, de piernas abiertas, con él jugueteé pasándolo por mi centro jugoso sin dejar de mirarlo a la cara. Su excitación se elevó más allá de lo que nos transportó Javier Solís y su “Entrega total” a través del acetato.

“Esta vez, quiero entregarme a ti en una forma total…”, se oía mientras, poco a poco, con esa gallardía que caracterizaba a mi hombre, él metía su trozo hasta llegar muy al fondo de mi cuerpo.

Contoneos, restregones, chasquidos por la colisión de los sexos escurriendo de caldosos y los besos hambrientos dejaban salir la furia en forma de gemidos que aumentaban la lujuria. El crash de los discos viejos le daba un toque afanoso y seductor.

Entre caricias y complacencias musicales, “Tómate tu tiempo” nos sugería Al Green con su cachondeo melodioso y volvimos a la lentitud erótica porque la noche era muy joven. Ya sobre la cama, con boca y manos, Pablo callejoneaba por mis clavículas, mis axilas, mis senos chinitos, gracias al estremecimiento provocado por su peregrinar, y a través de mi vello central, en el que su lengua se internó para activar el botón de mi delirio.

Impaciente y a nada de explotar, tomé su rostro e imploré que subiera y se incrustara nuevamente. Por fin, sentía su cuerpo sobre mí; mis pechos se aplastaban contra su torso como toro, agitado y con un frenesí de querer estar más adentro que todos con los que yo había cogido.

Su manzana de Adán era una exquisita tentación cuando arqueaba su cuello de tanto arrebato y yo la besaba devota,  mientras caía otro vinilo, siendo ahora Barry White el que sonorizaba la sesión libidinosa. Sexy, provocativa; esa voz hacía juego con nuestra obsesión de manosear cada zona de las anatomías al mismo tiempo que mi vagina “le apretaba rico”, me decía, y yo me movía en ochos amasando sus glúteos y rasguñando sus omóplatos.

Él encima de mí y luego yo encima de él; así cabalgué amazona, frotándome en su núcleo, y me escurrí hasta su miembro para tragármelo completo y después saborear su glande que relampagueaba por su néctar previo.

“Es como si entre más me das, más quiero”, se escuchaba de Barry y eso gritaban los ojos de mi amante, clavados en mis gestos de succiones y lamidas. Sutiles masajes en sus bolas se incluían al ritual sin dejar de repasar con mi lengua los recovecos entre sus piernas.

Aferrado a las mantas, que por poco eran trizas, rugió como el dueño de la jungla y descargó su semilla lechosa, la cual, torrencial, se desbordó por las comisuras de mi boca, mientras la aguja que hizo sonar cada memorable disco topaba con la etiqueta circular.

“Deja que suene la música, quiero bailar toda la noche”, fue el objetivo porque, sí, queríamos coger así toda la noche y las que estaban por venir”.

Google News - Elgrafico
Temas Relacionados
sexo pareja música Deseo pasión Caliente

Comentarios