No hay rastro del paradero de Lisa

La roja 28/03/2017 05:00 Actualizada 09:40
 

Lisa Fernanda Kobelkowsky  Vicente tiene 17 años. Es bajita, morena, y se ve aún más joven de lo que es. Usa lentes y es sonriente. Lisa desapareció el 11 de febrero pasado, a unos pasos de su domicilio, en la colonia Portales Norte, Benito Juárez. Aquel día, por la mañana, acompañó a sus padres al hospital a una consulta.

Mientras Lisa esperaba afuera del consultorio, su madre,  Josefina Vicente Reyes, tuvo un mal presentimiento.

—Siento que algo va a pasar. Ojalá que la niña esté bien, comentó.

Al salir del hospital, antes de regresar a casa,  la familia pasó por pizza. Lisa pidió algo de comida extra para su cachorro. 

Una vez en casa, Josefina se puso a lavar platos. Lisa pidió permiso para sacar al cachorro a pasear. Josefina le pidió que la esperara. Pero el perrito ya estaba impaciente, así que Josefina sólo pidió a su hija que no se alejara.

 —Ahorita te alcanzo, le dijo la madre.

Fueron unos segundos, recuerda Josefina. Pero al momento que alcanzó la puerta de entrada, el cachorro estaba ahí, solo. Ni rastro de Lisa. Josefina comenzó a buscarla: 

—Vecina, ¿no  vio a mi hija?

—No. 

—Vecino, ¿de casualidad no vio a mi niña?

—No.

Josefina regresó a su casa y le dijo a su esposo. La buscaron durante la tarde y la noche. Hasta el día siguiente fueron a CAPEA a levantar el acta.

 Entonces buscaron su cuenta de Facebook. Lisa no tenía chip en el celular, pero supieron que hizo una llamada de voz a través de la red social, justo en el momento en el que Josefina tuvo ese mal presentimiento, en el hospital.

 No conocen a la persona que Lisa llamó. No saben cómo es tampoco, ni qué edad tiene, ya que en su perfil no tiene una fotografía.

 El problema, ahora, es que Lisa ya había desaparecido con anterioridad: en noviembre pasado, durante cuatro días. En aquel entonces dieron difusión, y Lisa finalmente apareció. Ahora, en cambio, muchas personas no consideran que Lisa pueda estar en riesgo. Sin embargo, ha pasado un mes y medio y no hay rastro de la adolescente. No ha llamado una sola vez, no se ha comunicado con amigos. No llevaba dinero. No ha tenido contacto con nadie. 

Además, cabe recordar que 60% de las víctimas de trata en el país salieron convencidas de su casa, sin saber que estaban siendo enganchadas. Por eso es importante saber que Lisa se encuentra bien.

Sólo una amiga de Lisa accedió a hablar con Josefina, después de la desaparición. Una jovencita de la misma  edad. Dijo que Lisa mencionó alguna vez que, cuando en noviembre pasado se ausentó de casa, estuvo en Cuernavaca. Pero no tiene ninguna información sobre su paradero actual, ni se ha comunicado con ella.

 Josefina se pregunta qué teme su hija:   “¿A qué le puede tener miedo? Siempre ha estado libre”, recalca.

 El pasado 8 de marzo, Josefina marcó a su hija. Le dejó un mensaje en el buzón:

“Le dije: ‘Hola, pequeña, hablo para felicitarte, para darte muchas felicidades, te queremos mucho’”. 

Pero Lisa no respondió. De la muchacha no hay rastro alguno.

 Josefina llora por la desaparición de su hija. Le manda decir que la quiere, que se comunique con ellos, sólo para saber que está bien. “Que nos llame cuando no estamos, si quiere; que deje un mensaje en la contestadora de la casa. Sólo queremos saber que se encuentra bien”.

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