María Julia, víctima de un depredador

La roja 28/02/2017 14:28 Lydiette Carrión Actualizada 19:48
 

Uno sabe cuando le pasa algo a sus hijos, explica Arisbe Moreno Cruz. “Uno siempre sabe, pero a veces uno no sabe qué hacer”. 

Arisbe se daba cuenta de que algo pasaba con su hija mayor, María Julia Gutiérrez, de 17 años, desde hacía meses. Ahora sabe que un depredador había logrado ganar la confianza de su hija a través de las redes sociales.

Las señales comenzaron primero con preguntas: ¡Mamá, ¿qué opinas de que una niña de 16 años (en ese entonces María Julia tenía 16 años) tenga una relación con un muchacho de 25?”. 

La primera vez que Arisbe escuchó esto, comprendió lo que estaba pasando. Alguien, un adulto, se había acercado a su hija de 16. Le dio coraje porque para alguien de esa edad es muy fácil decir lo que una niña de esa edad quiere escuchar. Pero también comprendió que si se oponía de forma determinante, su hija se aferraría. Así que Arisbe confió en que tenían una buena relación de madre e hija, finalmente, hasta entonces se platicaban todo, por lo que trató de explicarle las razones por las que no era adecuada una relación así. 

Le dijo que alguien de 25 años ya es muy grande para alguien de 16. Que a los 16, una no ha vivido. Y ese de 25 va a querer que la jovencita viva muy aprisa. Sobre todo, alguien de 25 ya sabe qué decirle a una chica para enamorarla, para convencerla. En suma, que una relación entre alguien de 16 y 25 no es pareja, y puede ser más bien abusiva. 

Pero María Julia se molestaba, respondía que su madre desconfiaba de todo mundo, que creía que todos los hombres eran malos. Entonces cambiaban de tema. 

Al paso de los días, la muchacha hacía la misma pregunta. Obtenía las mismas respuestas… y con el tiempo la convivencia fue deteriorándose también. Pasaron de tener una relación abierta, con confianza, a una situación tirante todo el tiempo. 

María Julia estaba irritable, molesta. Incluso peleaba con su hermanito de 13 años; ella pasó de defenderlo cuando hacía travesuras, a vivir en confrontación con él en todo momento. 

Así, hasta que el pasado 13 de febrero todo se consumó. 

Aquel día, Arisbe, quien es madre soltera y se hace cargo por completo de la manutención de sus dos hijos, se despidió de Julia para ir a trabajar. Su hija apenas le contestó. 

Ahora se sabe, por las cámaras de vigilancia, que María Julia dejó la casa, en Coyoacán, Ciudad de México, a las 9:50 de la mañana. Se llevó pocas mudas de ropa y muy poco dinero. De sus pertenencias, lo único que se llevó, además de eso, fueron cuatro o cinco libros, sagas juveniles, porque a María Julia le gusta leer. Cargó, por último, con su teléfono, pero éste, desde ese día, se encuentra apagado.

Arisbe también sabe de cierto que el tipo se acercó a María Julia por medio de las redes sociales. “Sí, es un hecho que los adolescentes tienen acceso al mundo en un clic, pero más bien todo mundo tiene acceso a nuestros hijos, y con cualquier comentario ellos llegan a confiar en la persona equivocada”. Los depredadores “son cazadores, están viendo quién se alejó del rebaño, para hacerla su presa. Es una situación bien triste”, se duele Arisbe. 

“Yo pequé de lenta. Pero hay situaciones que a veces nos sobrepasan”. María Julia no se ha comunicado con nadie en todo este tiempo, ni con su madre, su padre o amigos. No ha tenido actividad en redes sociales. Por eso se pide la colaboración de la gente, ya que se teme por su integridad. 

María Julia es una muchacha alta, de complexión mediana y cara redonda, cabello oscuro, lacio, muy largo. Tiene una cicatriz pequeña sobre el labio superior del lado izquierdo. En casa la espera su familia.

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