Estaba embarazada cuando desapareció

La roja 22/08/2017 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:04
 

Hace cinco años,  

Jessica Cerón Salinas desapareció a punto de dar a luz a su hijo Max, en Jiutepec, Morelos. La corrupción y la negligencia propiciaron que se perdieran pruebas. 

Apenas hace dos meses, la Fiscalía General del Estado de Morelos sancionó a un agente que, en su momento, vendió la información de las diligencias, y hay un testigo que confirmó que se perdió evidencia fundamental. Ahora es probable que el caso pueda, por fin, avanzar. 

El lunes 13 de agosto de 2012, Jessica Cerón Salinas tenía 29 años y se encontraba en la semana número 39 de gestación. Tenía todo listo para recibir a Max, su hijito. Ese día era cumpleaños de su hermana mayor, Lizbeth. Así que Celia, mamá de ambas, preparó mole. Por la tarde, Jessica salió; la familia no lo supo en ese momento, pero había quedado de verse con Nicolás, quien trabajaba en una antena repetidora, era padre de su bebé y con quien había tenido varios años de relación. Sin embargo, para entonces ya no eran pareja. Cuando la joven salió embarazada, él no quiso tener al bebé, ella sí, y rompieron.

Pasó la tarde, se hizo de noche. Al ver que no  llegaba, Celia le marcó al celular. Ella dijo estar en el cine, eran las 11 de la noche. Después ya no contestó el celular.

Al día siguiente, martes, la familia la buscó con amigos y compañeros de trabajo. Así supieron que se había visto con Nicolás. La familia trató de comunicarse con él, pero éste sólo respondió a las llamadas hasta el miércoles. Nicolás aseguró que no había visto a Jessica en seis meses.

—No es cierto, Nicolás. Sé que se vieron el lunes, le reclamaron.

—Mentira. Además, ¿por qué la dejó salir sola? Qué tal que alguien le hace algo, le quitan al niño y la dejan por ahí tirada?

Para finales de aquel agosto, Nicolás hizo su primera declaración ministerial. Dijo que ese 13 de agosto había estado de guardia en la repetidora donde trabajaba (en una zona montañosa, a una media hora de Jiutepec), tomó su camioneta  y bajó a la ciudad a verla. Estuvo con ella, pero pasada la medianoche, cuando iba a dejarla, en un semáforo ella bajó de su camioneta y tomó un taxi, del cual  no tomó las placas porque estaba lloviendo.

Después se fue, rumbo a la repetidora, pero llegó hasta las cinco de la mañana porque la camioneta se había atascado en el camino y él tuvo que liberarla con una pala.

En 2013, la Comisión Estatal de Derechos Humanos determinó que la procuraduría morelense había perdido pruebas y había actuado con negligencia.

sancionan a funcionario. Ahora, en 2017, por primera vez se sancionó a un servidor público por el caso. Pero la familia también se ha enterado que los ministeriales de aquel entonces hallaron evidencia de Jessica en la camioneta de Nicolás. Pero “la perdieron”, narra Lizbeth.

Hay un peritaje reciente que determina que la ex pareja de Jessica, Nicolás, cayó en varias contradicciones. Ha sido requerido de nueva cuenta para rendir su declaración.

Si bien el caso ha avanzado, también hay reveses. La agente de MP que llevaba el caso en la Fiscalía de Morelos se jubiló, y la que llevaba la averiguación previa en la Procuraduría General de la República, a través de Fevimtra, renunció por motivos de salud. “Así que de nuevo vamos a tener que perder tiempo con que los nuevos agentes revisen todas las actuaciones”, explica la familia en un comunicado.

 Antes de desaparecer, Jessica esperaba con ilusión a su hijito Max. Tenía preparada la cuna, la ropita lavada, los zapatitos acomodados. Una semana antes se había hecho un estudio fotográfico de ella para guardar el recuerdo de su embarazo. Nunca vio las fotos impresas, fueron entregadas cuando ella ya había desaparecido. Son las fotos que circulan en las redes pidiendo ayuda para su localización.

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