Engañan a mamá para robarle bebé

La roja 15/11/2016 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:02
 

Alejandra es una mujer joven, indígena mixteca, proveniente de Oaxaca. Hasta antes de la tragedia no hablaba tan bien el español. Hasta  que una mujer le robara a la menor de sus hijas. 

El jueves 1 de septiembre, alrededor del mediodía, Alejandra se encontraba en las afueras del metro, con sus tres hijas: las mayores, de entre 4 y 5 años, y  la más pequeña, Beatriz, de menos de un año.

Una mujer de entre unos 35 a 45 años se acercó. Iba con un chaleco de color brillante, de esos que se usan en las construcciones, y botas. Alejandra pensó que no parecía haber crecido en la ciudad, sino que se veía de pueblo también. La mujer, un poco llenita, le preguntó que si no quería ir a trabajar a una casa. 

Alejandra respondió que sí quería trabajar, pero lo veía difícil, porque estaba a cargo de sus tres hijas. 

La mujer respondió que fueran a hablar con otra mujer y que la esperaría ese mismo día, a las seis de la tarde (ya que debía regresar a su trabajo en una obra a unas cuadras de ahí) para presentarla con la otra mujer. 

Pero Alejandra decidió no esperarla. Le dio algo de desconfianza. Así que se fue temprano. Sin embargo, dos días después, el 3 de septiembre, la misma mujer se volvió a acercar. Las cámaras de una tienda Oxxo las tomaron, aunque el rostro de la desconocida no pudo definirse bien.  

La extraña le preguntó por qué no había esperado aquel día. Alejandra dio alguna excusa. La mujer insistió en que le darían trabajo por dos semanas, que la casa estaba a dos cuadras de distancia. 

Alejandra se negó, ya que dijo,  no sabía cómo se comportarían sus hijas. 

Entonces la mujer se ofreció a llevarla cerca del metro Tacuba para comprar ropita nueva a la menor de sus hijas, para Beatriz. Tras mucha plática, Alejandra aceptó; las dos mujeres y las tres niñas subieron al metro. 

Salieron, la mujer efectivamente compró ropa nueva a la bebé, después, a las afueras de la iglesia San Miguel Arcángel, cambiaron a Beatriz y le probaron el trajecito nuevo. 

Las prendas le quedaron. Después la mujer anunció que las invitaría a comer; que ella también era de pueblo, y por eso ayudaba, pero que ahora ella era la novia del ingeniero de la obra en donde trabajaba, así que tenía dinero. Pero, primero, pidió que la acompañaran al baño público que se encuentra a las afueras del metro Tacuba. Eran las dos y media de la tarde, cuando entraron a los baños públicos que están atrás del metro Tacuba. 

Después, una de las hijas mayorcitas pidió pasar también. Alejandra iba a entrar con las tres hijas, cuando la  desconocida se ofreció a cargar a la bebé, mientras Alejandra llevaba a las dos hijas mayores. 

—No, de veras yo puedo entrar con las tres, respondió Alejandra. 

—Yo te ayudo, para que vayas con calma, reviró la desconocida. Pero Alejandra se negó de nuevo.

—Confía en mí. Yo también soy de pueblo, soy de Chiapas, dijo la mujer. No te voy a hacer nada. 

Alejandra cedió, por pena. Entró al baño. Y cuando salió, la desconocida se había llevado a la pequeña Beatriz. La mujer  fue captada por varias cámaras de seguridad. Por ejemplo, en algunas tomas del 1 de septiembre de 2016, se ve cómo camina por una calle, y cuando ve a Alejandra y a sus hijas, regresa para hablar con ellas. Es de cara redonda, gordita “pero no demasiado”. 

La familia sigue buscando a su hija Beatriz, que hoy tiene un año, dos meses de edad. 

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