Llevan 11 años sin ver a Daniela

La roja 13/06/2017 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:05
 

 “Necesito hablar con usted. Queremos dinero”. Desde su arraigo, Alicia Martínez, de 63 años, miraba fijamente a Claudia Rojas, madre de la niña desaparecida.

“Queremos dinero. Necesito hablar con usted. Es por dinero”. Alicia repitió estas frases en varias ocasiones, durante el tiempo que permaneció detenida, en junio de 2006. Arraigada por ser sospechosa en la desaparición de la pequeña Daniela Xóchitl Elizarrarás Rojas, de entonces seis años, quien se esfumó desde el jardín de su casa, en Arcos de Tultepec, Estado de México.

Pero a Alicia, las autoridades la dejaron libre. Y hasta la fecha, 11 años después, no hay rastro de Daniela.

El 31 de mayo de 2006, Noé Elizarrarás y Claudia Rojas despertaron para dar de desayunar y llevar a sus hijas a la escuela. Era una familia grande, cuatro niñas: Aura, la mayor; Daniela, la siguiente, de seis años, y dos pequeñas más de cinco y tres años. Los padres trabajaban todo el día, y muy lejos, hasta el sur de la Ciudad de México por lo que, entre ida y vuelta, hacían casi seis horas diarias de trayecto. Por ello habían contratado a Alicia, una mujer de 63 años y oriunda de Catemaco, Veracruz,  para que viviera con ellos, ayudara en el quehacer de la casa  y se hiciera cargo de las niñas por la tardes. Sin embargo, Claudia llamaba dos, tres y hasta cuatro veces al día para saber cómo estaban las pequeñas.

Unos días antes, la señora Alicia le había comentado que unos de sus hijos, Víctor, de unos 27 años, vendría desde Catemaco porque deseaba comprar una camioneta. Aseguró que se quedaría en casa de otra pariente y no se acercaría a las niñas, aunque en varias ocasiones fue a la casa.

Ese día 31, los padres dejaron a las niñas en la escuela y después se fueron a trabajar. Pero no fue un día sereno, las llamadas de rigor que hacía Claudia reflejaban que en la casa había caos. En una de las comunicaciones, Alicia le comentó que una de las niñas no aparecía. Luego rectificó que ya la había hallado. Claudia le reprochó que las dejara salir a la calle; Alicia reviró que ella estaba vigilándolas. En otra llamada dijo que Daniela estaba llorando en la calle, un rasponcito, dijo. Mas, para las seis de la tarde, informó que la niña había desaparecido. Y se apresuró a culpar a Aura, la hija mayor.

Claudia se dirigió inmediatamente a su casa; el trayecto le llevó dos horas y media. Para cuando llegó, la búsqueda solidaria por parte de vecinos ya había comenzado. Pero se encontró con un dato perturbador: en la casa no sólo estaban sus hijas y  Alicia, sino que también se encontraba el hijo de ésta y dos jóvenes más.

Más tarde, Aura, la hija mayor, relató que las niñas estaban jugando afuera, pero cuando desapareció Daniela, ella había pasado al baño a la casa. Al entrar, vio a los tres hombres jugando cartas alrededor de una mesa. Pero cuando salió del sanitario, ellos habían salido, dejando las cartas abandonadas.

Tres días después, Víctor fue detenido en Catemaco, y la señora Alicia, en el Estado de México. Madre e hijo estuvieron arraigados por 28 días. Fue en este tiempo que, en un momento a solas, Alicia dio el mensaje a Claudia: “Necesito hablar con usted. Queremos dinero”.

Pero posteriormente, debido a las golpizas que la policía mexiquense dio a los detenidos, así como por la falta de investigación, ambos sospechosos fueron liberados.

Hoy Daniela continúa desaparecida. Tiene 17 años. Sus papás la siguen buscando. 

 

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