Exige justicia para su hermana

La roja 07/03/2017 11:19 Lydiette Carrión Actualizada 11:19
 

El 8 de septiembre  de 2016 desaparecieron  Elena Arlette Salas Chávez, de 32 años, y su esposo  Omar David Castañeda Viloria, de 34. Seis meses después, el pasado viernes, los restos de una pareja fueron localizados en un domicilio en Tultitlán.  Isis Isabel Salas Chávez, hermana de Elena Arlette, reconoció a su familiar, pero el otro cuerpo, acusó, no es el de su cuñado. La familia de Omar asegura que sí es él. Isabel teme que la familia lo esté encubriendo.

Isabel también denuncia: desde que desapareció el matrimonio, la familia de éste ha entorpeciendo las investigaciones; además, ella ha recibido amenazas por parte de la familia de Omar, así como llamadas de personas extrañas.

CERTEZA. Isabel Salas no tiene duda: el cuerpo que vio en el Semefo era el de su hermana Arlette. Pero, también tiene la certeza de que el otro cadáver no es el de su cuñado, Omar, quien antes de desaparecer se desempeñaba como policía municipal en Tultitlán.

Lo sabe, explica, porque Omar tiene cicatrices en la cabeza, el tórax, las piernas y los brazos, producto de accidentes en moto. Lo sabe, también, porque el grado de descomposión que presentaba no correspondía al de su hermana. Y finalmente, acusa, porque el cuerpo era muy robusto para entrar en el tambo en el que, dicen, lo encontraron.

Para Isabel, el hallazgo se trata de un montaje para encubrir a su cuñado de haberle hecho algo a Arlette. Omar era policía municipal, al igual que toda su familia. Su padre es agente federal en Oaxaca y uno de los tíos,  involucrado en el caso, dijo haber sido procurador, aunque parece ser mentira.

“Desde un inicio no me dejaron iniciar mi denuncia de hechos”, señala Isis. El 14 de septiembre se trasladó al Ministerio Público de Coacalco y uno de los secretarios le dijo: “¿Tú vienes por Arlette? No puedes iniciar tu denuncia, porque ahí está la suegra’”. Y no le permitieron levantar el acta.

Tampoco pudo entrar a la casa de la pareja, ni recuperar aunque fuera una prenda de su hermana. Mientras tanto, la familia de él sí sacó carros (que Omar vendía), motocicletas y otros artefactos. Una tarde de septiembre, los familiares le avisaron que echarían a la calle a 10 de los 14 perros de Arlette —quien era rescastista de animales. “Para ellos ya estaba muerta. Se deshicieron de sus perros”, se duele Isabel, quien al menos pudo rescatar los animalitos.

esperar lo peor. El 19 de septiembre, la contactó  Juan Rolando Viloria, el tío de Omar, quien dijo haber sido procurador. Éste inmediatamente comentó algo así como: “Hay que esperar lo peor, nuestra familia es de policías, y como conocemos de estas cosas, se ve que no es un secuestro, a lo mejor es un asunto pasional, den a Arlette por muerta”.

Luego comenzó la burocracia a la que se enfrentan los familiares de desaparecidos. “Mandan mi carpeta a Ecatepec, a la fiscalía de personas desaparecidas, y de ahí la regresan a Coacalco, que porque la iba a trabajar Coacalco, y después de que yo estuve presionando, la mandaron a Tecámac”.

LO DEJAN IR.  El 14 de diciembre, durante una cita con el procurador mexiquense, en la que estaban presentes la subprocuradora para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género, Dilcia García Espinosa, y la fiscal para Personas Desaparecidas,  María Sol Berenice Salgado Ambros, “me dijeron que hay un supuesto informante que refiere que cometió el crimen contra una pareja”. Pero al informante lo habían detenido en noviembre y lo dejaron ir.

Mientras tanto, la denuncia de Isabel prosiguió en Tecámac. La agente a cargo, Laura Yanitzin Jiménez, dio parte a la Policía Federal para que la Comisión Bancaria y de Valores investigara las cuentas de su cuñado, y agendó una pericial en la casa de la pareja, pero esta vez de manera adecuada, con caninos, luminol. Todo esto se realizaría hoy, 7 de marzo. Sin embargo, el viernes pasado le informaron a Isabel que los cuerpos habían sido hallados.

Isabel exige justicia.

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