Rastro de Jimena apunta al norte

La roja 06/06/2017 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 16:50
 

Antes de desaparecer, Jimena Galicia Cortez hablaba de estudiar Arquitectura. De hecho, se encontraba en el taller de arquitectura de su secundaria. No quería una fiesta de XV años, pero sus padres le habían prometido un viaje para que conociera el mar. Jimena es una niña común y corriente. Sin embargo, tiene 10 días desaparecida. Y todas las pistas apuntan a Tamaulipas.

La señora  Felícitas Cortez  tiene unos puestos de comida cerca de la Albera Olímpica que atiende todas las mañanas. El 27 de mayo pasado acudió como siempre a vender, acompañada de su hija Jimena Galicia, de 14 años.

Felícitas dejó a Jimena en un puesto de tamales y se ausentó unos minutos para atender otras cosas. Pero cuando regresó, el puesto estaba solo. “La dejé por un momento y cuando  regresé ya no estaba. Esa es toda la historia. Ahora lo único que quiero es encontrarla”, resume.

 La mamá la buscó por los alrededores, sin éxito. La esperó durante una hora y decidió ir a casa. Quizá, pensó, Jimena se había regresado sola, tal vez se había sentido mal o se había presentado su periodo. Tomó el transporte público y llegó a la casa familiar, cerca de Mixcoac. Jimena tampoco estaba ahí. Decidió esperarla, una, dos horas. Quizá ya venía de vuelta, pensó. Pero la adolescente jamás llegó. Dos horas es demasiado tiempo de Bruno Traven a Mixcoac, pensó, pero decidió esperar un poco más. A la tercera hora salió de casa y levantó la denuncia en CAPEA.  

En CAPEA fueron amables, explica Felícitas. “Pero yo, con la angustia de madre, los sentí muy lentos”.

Por su parte, la familia se apresuró a sacar la sábana de llamadas del celular de Jimena, el cual estaba apagado desde el evento. Ahí se percataron de que a Jimena la llamaban desde un celular de Altamira, Tamaulipas, desde hacía tiempo. No eran llamadas breves, había algunas de una o dos horas de duración.

CONOCIÓ A ALGUIEN EN LAS REDES SOCIALES.   Felícitas piensa que probablemente a esta persona la conoció en las redes sociales, ya que Jimena es una muchacha que, antes de desaparecer,  salía poco o casi nunca con amigas. En realidad, explica, salía sobre todo con la familia, con sus hermanos, y en particular con la hermana mayor.

 “No salía porque nosotros, por lo mismo de la inseguridad, no le dábamos permiso. Ella no salía a fiestas. Salía con nosotros, pero entre la familia, o salía con sus hermanos, su hermana. Pero así con amigas, en realidad, no. Ella no salía de casa. Por eso es más nuestra angustia, porque si supiéramos que andaba de acá para allá, pues en algún momento lo conoció”.  Pero entonces, ¿dónde conoció a una persona de Altamira, Tamaulipas?

La sábana de llamadas también arrojó que, actualmente, el celular de Jimena ya se encuentra en Altamira. Desde ahí a veces tiene actividad. “¿Cómo es posible que mi hija no iba ni a la tienda sola, y ahora está en Altamira Tamaulipas?”, se duele Felícitas, un lugar que, “¿sabe?, parece un lugar muy peligroso. Y ella no conoce a nadie ahí”. 

Después de varias vueltas a CAPEA, la familia de Jimena solicitó también que buscaran las posibles cámaras de vigilancia que grabarían el momento en el que Jimena se ausentó, o con quién se fue. Pero el agente a cargo se apersonó en el domicilio familiar, y no en el lugar de la desaparición, por lo que jamás se gestionó qué cámaras podrían haber tomado el momento. 

Los padres también buscaron a las amigas de la escuela. “Tiene una súper amiga, pero ella no quiere hablar, y como es menor de edad, no puede asistir a declarar si sus papás no la autorizan. Ella, desde que Jimena se perdió, me vio y se fue corriendo. Ella dejó de ir a la escuela desde el miércoles de la semana pasada. Estoy segura de que sabe algo”.

En la secundaria, el director tampoco dio permiso para que la familia de Jimena preguntara entre los alumnos. Alegaron que legalmente está prohibido. Tampoco proporcionaron más información, direcciones o teléfonos de amigos. 

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