Variaciones naturales

22/08/2014 03:30 Cecilia Rosillo Actualizada 01:49
 
Penes distintos hay como hombres en la tierra, y así como los dedos,  manos u otra parte del cuerpo, el pene puede tener alteraciones de fábrica, el hipospadias es una de ellas.
 
Ésta es una anomalía de nacimiento considerada congénita, en la cual la abertura de la uretra está ubicada en la cara inferior del pene. 
 
Es decir, el conducto que drena la orina desde la vejiga no desemboca en un meato en la punta del pene como  debe estar, sino al lado del cuerpo del pene o hasta en la base de éste.
 
Según  estadísticas, esta malformación se presenta en cuatro de cada mil varones. El riesgo de tener un segundo hijo con esta anomalía es de 10% y si el padre está afectado, el riesgo aumenta a 25%.
 
Ocurre por una anomalía en el desarrollo del prepucio, glande, uretra y cara anterior del pene. El desarrollo del pene ocurre entre la semana siete y 14 de la gestación por influencia de la testosterona de los testículos fetales.
 
La uretra se forma después por dentro del glande y se profundiza para encontrarse con la uretra distal que se formó por el cierre de los pliegues genitales. Si hay  una producción deficiente  de los testículos y placenta fetales y la testosterona no se convierte en dihidrotestosterona, se da el hipospadias.
 
El meato uretral puede encontrarse sobre un costado del pene en cualquier posición, desde la región escrotal hasta el glande. Esta afección puede causar una curvatura del pene hacia abajo durante la erección y, por lo regular, los niños así tienen la abertura de la uretra cerca de la punta del pene en la cara inferior y los síntomas dependen de la gravedad del problema. 
Las formas más serias de hipospadias se presentan cuando la abertura se encuentra en la mitad o en la base del pene. En raras ocasiones, la abertura está en o por detrás del escroto.
 
Este problema casi siempre se diagnostica  al nacer, durante el examen físico, pero se pueden hacer exámenes imagenológicos para buscar otras anomalías congénitas. Estos niños presentan un chorro urinario dirigido a los pies que les obliga a orinar sentados o con el pene dirigido hacia arriba, en la adultez, la curvatura dificulta la penetración que puede ser dolorosa y  ocasionar dificultad para la fertilidad  afectando su desarrollo psicosexual.
 
Lo que se recomienda es operar  antes de los tres años, para que sean  menores las posibilidades de alguna consecuencia de adulto. Se pretende primero enderezar el pene si hay incurvación y llevar el meato a su posición normal en el extremo del glande, así como obtener una forma cónica del glande con meato vertical que permita un buen flujo de orina y con reparación de piel que dé un resultado lo más similar posible al aspecto de un niño circuncidado.
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