Ellas también

21/05/2014 03:00 Cecilia Rosillo Actualizada 21:00
 
No hace mucho que se puso en la mira la eyaculación en las mujeres y el debate se abrió sobretodo por los grupos que apoyaban la idea de que éste era un privilegio exclusivo de los varones.
Aunque la discusión sigue en pie y aún existen muchas cosas qué descubrir y entender al respecto, se sabe a ciencia cierta que la eyaculación femenina es la expulsión  de una cantidad variable de fluido producido por las glándulas de Skene en algunas mujeres durante el orgasmo.
 
Estas glándulas también son conocidas como glándulas uretrales, parauretrales, glándulas vestibulares menores, punto U y próstata femenina, que están situadas en la pared anterior de la vagina, por la parte anterior de la uretra y  que desembocan en el vestíbulo.
 
Están rodeadas de tejido —incluye la parte del clítoris— que llega hasta el interior de la vagina, el cual aumenta su irrigación sanguínea durante la excitación sexual.
 
 De hecho, en las mujeres la uretra mide cerca de 3.5 cm de longitud y se abre al exterior del cuerpo justo encima de la vagina.
 
El mecanismo para que se dé la eyaculación en las mujeres es que la excitación sexual hace que estas glándulas se llenen de líquido y cuando el orgasmo aparece, y en la pelvis se contrae los músculos de la zona, este fluido sale expulsado.
 
Parte del debate ha sido saber si no se trata en realidad de orina, pero las investigaciones han descubierto que se trata de un  líquido alcalino compuesto de creatinina, enzima llamada fosfotasa ácida prostática FAP, la proteína PSA, glucosa y fructosa.
 
De hecho, se ha visto que no necesariamente el líquido es expulsado durante el orgasmo, ya que algunas mujeres lo expelen sólo cuando las glándulas están ya muy llenas. 
También se sabe que las  aperturas de las glándulas de Skene varían generalmente en tamaño de una mujer a otra, hasta el punto de que en algunas mujeres han desaparecido enteramente.
 
Actualmente, hay pocas mujeres con esta característica; por ello, si éstas son las responsables de la eyaculación en la mujer, su ausencia explica que el fenómeno de la eyaculación no sea común en todas las féminas. 
 
Sin embargo, tenerlas tampoco es garantía de que ocurra la eyaculación, ya que muchas mujeres poseedoras de dichas glándulas, no son capaces de lograrla. Existen técnicas para manipular mediante masajes la zona vaginal y conseguir que se produzca la eyaculación. 
 
Otro punto es que estas glándulas de Skene no funcionan de la misma manera en todas las mujeres; por ello, hay casos en los que la secreción ni siquiera se produce.
Por otra parte, la cantidad de líquido expulsado varía desde tan sólo unas gotas hasta medio litro, también es proporcional a la duración del orgasmo de la mujer. Y esta relación orgasmo–eyaculación es lo que lo vuelve, ante los ojos de los amantes, como algo extraordinario.
 
Lo más común es que salga en poca cantidad, pero cuando es mucha, se debe a que las glándulas tienen una asombrosa capacidad para vaciarse y llenarse en pocos segundos. Así, por ejemplo, si el orgasmo se prolonga y las contracciones vaginales son muchas, se puede segregar una cantidad generosa.
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