Control a largo plazo

18/07/2014 04:30 Cecilia Rosillo Actualizada 01:38
 
Sin duda, uno de los temas más importantes en la sexualidad humana, y en específico en la femenina, es la parte de la anticoncepción. Desde la invención de la píldora anticonceptiva, la industria farmacéutica no ha parado de innovar.
 
Ahora es el turno de conjuntar la medicina y la tecnología en este rubro para crear un chip anticonceptivo. Se trata de un chip computarizado que, entre otras cosas, puede ser manejado a control remoto según convenga a la portadora.
 
Este invento del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos, se implanta debajo de la piel en la mujer y libera diariamente una dosis de levonogestrel. Hasta aquí  se parece mucho al anticonceptivo subdérmico, pero la enorme diferencia es que el nuevo dura 16 años y la descarga del químico puede ser detenido en cualquier momento, usando un control remoto.
 
A pesar de ser un dispositivo electrónico, este sólo mide dos centímetros por lado y siete milímetros de espesor, espacio suficiente para almacenar el microchip de centímetro y medio que contiene almacenadas las minúsculas reservas de la hormona.
 
El levonogestrel se libera cuando un pequeña carga eléctrica derrite un sello ultradelgado a su alrededor liberando una dosis exacta de 30 microgramos en el cuerpo, cantidad suficiente para impedir el embarazo.
 
Pero como 16 años son muchos, y en ese tiempo la mujer puede cambiar su parecer y decidirse por la maternidad, el mecanismo puede ser detenido en cualquier momento sólo empleando el control remoto.
 
Este anticonceptivo de última generación aún está en fase de fabricación y cuenta con el respaldo del millonario fan de la tecnología, Bill Gates, y se espera que se someta a las pruebas finales el próximo año para sacarlo a la venta en el 2018.
 
Evidentemente, el invento debe probar su eficacia en la descarga de la dosis diaria, ya que la efectividad de la hormona que contiene está completamente demostrada, pues ya se usa en otros implantes dérmicos y hasta en la pastilla de emergencia.
 
Un punto que debe ser completamente asegurado es la posibilidad de apagar y prender el dispositivo a voluntad, lo que implica una enorme ventaja para las parejas en etapa de planificación.
 
Y derivado de esto está el desafío para lograr que el chip no pueda ser activado o desactivado por otra persona que no sea la usuaria o sin el consentimiento de ésta.
 
Por ello, los científicos aún trabajan en perfeccionar la comunicación entre el implante y el control remoto ya que ésta debe ocurrir a una distancia no mayor a la del contacto con la piel, de esa forma nadie a una distancia mayor podrá reprogramar el dispositivo.
 
Además, se tiene que hacer un código seguro que impida que alguien intente interpretar o intervenirlo. Pero este invento, una vez en el mercado, vendrá a ayudar enormemente a gobiernos y organizaciones que a nivel mundial han acordado llevar métodos anticonceptivos a unas 120 millones de mujeres más en 2020.

 

 

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