La importancia de ceder

17/09/2014 03:30 Cecilia Rosillo Actualizada 01:58
 
Saber negociar es la clave del éxito en las relaciones humanas ya que nos permite conocer las posibilidades reales que tienen de ser satisfechas nuestras necesidades personales y aceptar las del otro sin sentir que hay abuso.
 
Los expertos señalan que lo importante es llegar a acuerdos, pero para que lo sean y no se caiga en imposiciones hay que negociar, pues las diferencias de opinión y los desacuerdos en la relación de pareja son la esencia y el centro que mantiene la vida conjunta.
 
 Cada opinión diferente es un punto de vista diferente que enriquece. Cuando la pareja lo comprende, en vez de buscar  tener siempre  la razón, aprender a intercambiar información. Así, si la esencia de la relación de pareja radica en el conflicto, el éxito de la relación radica en la negociación de acuerdos.
 
Para que una pareja sea funcional debe tener retos; por ello, acceder a todo lo que uno pide termina aburriendo y sin emoción para el otro. De tal forma, pensamientos como: “En toda discusión uno gana y otro pierde”, “las  discusiones son malas y todo conflicto debe ser evitado” o “todos los conflictos deben ser solucionados”, interfieren con la habilidad personal para resolverlos.
 
Una buena manera de manejar los conflictos y negociar es:
 
1.- Definir el problema. Es decir, identificar qué cosa es la que está molestando y de ahí ver en realidad quién tiene el problema. Algunas parejas se quejan de falta de atención, pero dan por hecho que el otro debe saber lo que quiere o les gusta, pero jamás lo dicen. Por ello, debe haber claridad, que se logra preguntándose ¿qué quiero concretamente? Así, la persona con el conflicto es quien debe iniciar el diálogo. “Yo quiero esto y tú quieres esto otro ¿qué podemos hacer?”.
 
2.- Proponer soluciones. Implica que ambos tomen conciencia de la situación incómoda y observar que cada uno tiene una necesidad diferente. Es un error centrar la comunicación en las obligaciones. La vida de la pareja se hace más placentera y satisfactoria cuando ambos se comprometen con las necesidades y gustos de su pareja. Una persona que está satisfecha muestra lo mejor de ella. En la medida que está frustrada e insatisfecha muestra lo peor. 
 
3.- Establecer acuerdos. Pueden ser transitorios, para evaluar cómo resultan las cosas con las decisiones tomadas. Alegar que “ya lo habíamos hablado” para presionar en la decisión tomada es un error. Cuando cualquiera  se siente incómodo con la decisión, debe ser renegociada. Un buen acuerdo no es necesariamente 50/50, sino el que logra un buen grado de satisfacción. 
 
4.- Proyectar a futuro. Una vez decidido el curso de acción es útil pensar. ¿Qué vamos a hacer la siguiente vez que esto pase? Es hasta ese momento que la claridad de la decisión implica un compromiso de las dos partes.
 
5.- Reevaluación de acuerdos. La pareja es un sistema en continuo cambio y los acuerdos tomados pueden dejar de ser útiles a la pareja en su desarrollo. La pareja debe ser un sistema eficiente en continua reingeniería, nunca un sistema rígido y coercitivo. La vida implica cambios y el movimiento de acuerdos da vida a la pareja.
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