Dilemas del pensamiento

16/07/2014 03:00 Cecilia Rosillo Actualizada 02:48
 
No se trata de volver a los griegos y adaptar sus ideas para saber cómo amar, se trata de aplicar la filosofía moderna para aprender a comunicarnos mejor, a explicarnos los temas que nos angustian y encontrar un punto de acuerdo entre personas de diferentes modos de pensar.
 
Existe la creencia de que la filosofía es algo que se queda en los libros y que desde la época de Platón dejó de ser aplicable a la vida humana; sin embargo, filósofos contemporáneos como Oscar Brenifier nos enseñan que las relaciones humanas, de todo tipo, siguen siendo campo de la filosofía y que aprender a aplicarla en la vida cotidiana nos lleva a relaciones más sanas, claras y armónicas.
 
Sin duda, el campo del amor es uno de los temas más demandados por el ser humano, y es que como señala Brenifier: “El tema del amor es uno de los temas principales a responder de la filosofía, pero también está la muerte y el miedo a ésta, la soledad, el reconocimiento del esfuerzo y la baja autoestima…  que es lo que da el valor de la persona”.
 
Asimismo, la filosofía plantea la posibilidad de gestionar desde la familia una forma de vida, “con la ayuda de ella se puede ver cómo discutir entre padres e hijos sobre el mismo tema, juntos, y al mismo tiempo tratar de llegar a un acuerdo, pese a las diferentes maneras de ver las cosas”, pues en realidad, las personas hablamos de la vida cotidiana, de las cosas que nos aquejan, de nuestras necesidades emocionales, pero no las explicamos, las demandamos y esperamos que el otro las solvente, en lugar de aprender a identificarlas y entenderlas.
 
En este sentido, la  filosofía hoy “compite” con la sicología a la que, en busca de respuestas, los seres humanos acudimos cuando los problemas parecen no tener salida y necesitamos ayuda.
 
Sin embargo, Brenifier asegura que son áreas distintas, mientras la psicología ayuda a la autoexploración, la filosofía además, aporta las respuestas a cuestionamientos más universales que nos atañen de manera particular, como por ejemplo, el conocer por qué nos enamoramos, qué buscamos en el otro, por qué lo humanos nos relacionamos de tal o cual manera o por qué tenemos  miedos. 
 
De hecho, la filosofía explica cuestiones como si se quiere amar o ser amado, qué es lo que se quiere de otra persona y clarifica lo que se quiere. Y es que por naturaleza, explica el autor del libro Hablemos con ellos, el ser humano tiene una capacidad natural para tratar sus conflictos de manera más racional.
 
“Para el ser humano su existencia es un problema en sí mismo, es el único ser en la tierra que busca identidad y se pregunta para qué está en el mundo y qué se hace en la vida, esto lo lleva a trata de encontrar el sigificado del amor, del odio, de la ira, de la pasión”.
 
Y este primer problema es el que le lleva a tener los demás; así, la filosofía nos permite ver las cosas y trabajarlas porque las podemos explicar, “por ello, los talleres que manejo son para racionalmente ver esas inquietudes, desde personales hasta familiares”.
 
Explica, “en realidad hablar con los hijos es difícil porque no tomamos el tiempo para hablar con ellos, la mayoría de los adultos tiene una vida donde son prisioneros de la prisa por hacer muchas cosas, para el trabajo, para ir de compras, para mirar la tele, pero no toman el tiempo para cosas de verdad importantes en la vida como conocer a sus hijos, conocerse ellos mismos”.
 
Así, saber filosofar es más que recitar  escritos de antaño, es saber qué buscamos en la vida y las maneras de llegar a ello en armonía con los demás.
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