El alimento del miedo

La roja 23/06/2017 05:00 Ricardo Ham Actualizada 13:00
 

En la cinta Cigarrete burns de John Carpenter, se narra la historia de una película perdida en el tiempo sobre la cual recae la negra historia de volver loco a todo aquel que la ve. Un caso similar parecía que ocurriría a quienes hace algunos años tuvimos la oportunidad de asistir a la presentación de “El Alimento del miedo”, filme aparentemente inexistente de Juan López Moctezuma, uno de los directores malditos de la industria nacional, responsable de las pesadillas de más de uno tras ver sus cintas: Alucarda, La Mansión de la Locura, Mary, Mary, Bloody Mary y Matar a un extraño, todas ellas películas de culto inmediato entre los seguidores del cine de terror hecho en México.

El alimento del miedo representaba un mito, las referencias a este filme eran mínimas pero el deseo de verla era mayúsculo. A ello hay que sumarle que su descubridor, Francisco Zendejas, no es un nombre muy común entre los cinéfilos e investigadores del cine de género en el país, es tan desconocido como la misma cinta, que solo los verdaderos seguidores del director conocían y estaban en su búsqueda.

Basada en el caso real de Trinidad López, la famosa tamalera de la colonia Portales quien no dudó en usar los restos de su marido como materia prima gastronómica, pero adaptada libremente por la genialidad de Moctezuma, la película va más allá de la corriente pánica que manejó Moctezuma en trabajos anteriores, sobrepasa por mucho el clásico cine de nota roja y nos deja un filme no conformista ni de finales autocomplacientes o maniqueos, incluye una acertada crítica social, muestra sin medias tintas la miseria latente en México, es una burla frontal al llamado cine de la época de oro, así como un justo homenaje a las cintas clásicas “Freaks” y “Santa Sangre”.

La historia retoma la idea de un circo callejero encabezado por Don Ramón, encarnado por el propio Maestro Moctezuma, quien se encarga de su esposa y una niña adoptada apodada “la liendre” que tras sufrir una muerte repentina se convierte en relleno para los tamales preparados por la esposa del cirquero mayor.

Si bien es cierto que el caso de Trinidad se ha adaptado en otros filmes y cortometrajes como “T es for Tamales” de Lex Ortega, así como en el filme “Raptóla, matóla, violola,” donde la tamalera es encarnada por Leonorilda Ochoa. López Moctezuma da un tono de terror y violencia cotidiana característica de una urbe gigantesca y amenazante como lo es la Ciudad de México.

El alimento del miedo demuestra una vez más la habilidad cinematográfica de López Moctezuma, desde la cámara en mano, su habilidad de exprimir  actores, los diálogos, la capacidad de burlarse de sí mismo, el extravagante soundtrack y la decadente actuación y ambientación que da Moctezuma en esta cinta, (importante mencionar a participación del maestro Aceves Navarro en el diseño de arte de la película), hacen del Alimento de Miedo un nuevo referente del cine de culto mexicano.

La mala noticia respecto a la cinta es la imposibilidad de verla, no ha sido editada en DVD y en nuestro país sólo ha sido exhibida en el Festival Macabro, ojalá que pronto los diferentes investigadores y curadores cinematográficos retomen el rescate de la cinta y vuelvan a proyectarla  o hacerla accesible para los públicos en nuestro país.

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