El destripador de China

La roja 09/09/2016 05:00 Ricardo Ham Actualizada 05:05
 

 La joven trabajadora apretaba el paso, las diminutas y apresuradas zapatillas rojas aceleraban su andar,  ella  no quería seguir siendo el centro  de la mirada de más de uno, cargaba en su espalda el peso del cansancio conjugado con  la ansiedad por llegar a su domicilio, tenía en mente tomar una ducha caliente mientras escuchaba un poco el televisor. 

El arribo a casa puso fin al martirio cotidiano después del trabajo, pensó que se había quitado de encima todas las miradas, sólo una permaneció atenta al cuerpo de la chica; tras un hondo suspiro la joven comenzó a desvestirse, el uniforme color rojo le quitaba su individualidad; la ajustada chaqueta carmín dibujaba su estética figura, los apretados pantalones la convertían en el centro de las miradas y las frases molestas, las zapatillas no aligeraban en nada la carga del trabajo. 

Se acercó a la cama para sentarse un segundo, cruzó las piernas para retirar el agotador calzado, a punto estaba de vencer la correa cuando sintió un violento golpe, no pudo reaccionar porque el cuchillo ocupó velozmente su garganta, el vertiginoso movimiento de derecha a izquierda hizo brotar de su cuello otro tono rojizo. Gao Chengyong había conseguido una nueva víctima, como siempre el color rojo le señaló a su víctima en turno.

Entre los años de 1988 y 2002, la humilde provincia de Gansu, en China,  fue campo fértil para el crecimiento de un fatal asesino en serie. Los terribles asesinatos cometidos por Gao Chengyong superaron la decena, prefería mujeres jóvenes, incluso niñas, a las que observaba en las calles y seguía hasta sus domicilios para atacarlas, violarlas, asesinarlas y descuartizarlas, aunque no precisamente en ese orden.

Chengyong es un obsesivo psicópata que atacaba sólo a mujeres vestidas de color rojo, muchos de los cuerpos fueron encontrados por sus propios familiares al interior de sus casas, algunas víctimas  aparecieron sin manos y sin orejas, a otras les fueron mutilados los órganos sexuales y los senos, incluso el homicida llegó a cortar la cabeza de  las mujeres, órganos y partes del cuerpo que no fueron encontradas en la escena del crimen.

Los homicidios fueron cometidos durante catorce años, el asesino se mantuvo activo sin que las autoridades chinas relacionaran los asesinatos entre sí, fue hasta 2004 cuando se identificó el patrón, lo que llevó a la policía del país asiático a ofrecer recompensas para poder capturar al descuartizador de mujeres.

De manera misteriosa Chengyong detuvo de golpe su cadena de crímenes, desde el año de 2002 y hasta 2016 no se habló de nuevos asesinatos contra mujeres. 

La última noticia del caso fue la captura del descuartizador, ésta pudo darse por los análisis de ADN de un familiar lejano en un delito menor, el material genético  casualmente llevó al arresto de Gao Chengyong, quien se encontraba tranquilamente vendiendo abarrotes en Gansu, justo donde los asesinatos ocurrieron. 

El ahora asesino confeso cuenta con 52 años de edad, ha aceptado los cargos por los 11 homicidios y está preso. 

La captura de Gao Chengyong pone fin a más de 20 años de intensa búsqueda del destripador de China. 

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