Desde hace 40 años, cada uno de los vendedores se ha esforzado por convertir esa zona ambulante en un lugar donde, además de comer, se pueda platicar y descansar. Aunque es un tianguis pequeño, la zona de la comida cuenta con mesas, sillas, gel antibacterial y grifos de agua con jabón para que los clientes puedan lavarse las manos. Compra El Gráfico y descubre más sobre este tianguis en tu edición impresa de hoy.