LA MARCHA GAY
Si bien es del conocimiento público, el hecho de ser gay y que la gente conozca mi relación con mi prometido no es nada nuevo; sin embargo si algo hemos tratado de hacer es de apoyar a la comunidad gay que tanto peleamos por nuestros derechos a lo largo de años de historia.
Estamos en un país machista donde el voto de la mujer tuvo lugar apenas en 1953, donde apenas incursionan algunas candidatas para puestos relevantes, donde la cultura dominante es la de la ‘familia estándar’, donde debe haber un papá, una mamá y varios hijos, donde aquella quedada o quedado es mal visto y seguramente se ‘quedarán a vestir santos’.
Estoy a favor de luchar por nuestros derechos, de pedir igualdad, de querer casarme ante la ley con mi prometido y que la ley nos pueda proteger; pero si de algo estoy en contra es el perder foco en lo que realmente importa.
La marcha del sábado en el Distrito Federal fue un gran carnaval, gente mostrando apoyo y personas demostrando la unión, pero en gran parte fue una peda masiva con el pretexto del orgullo gay y, por supuesto, un lugar donde ligar sin parar. Estoy consciente que no toda la gente lo vio así, pero si queremos igualdad, es cuando mejor debemos demostrar que somos ‘igual’ que todos los demás. El hecho de querer demostrar que somos ‘diferentes’ solamente genera que nosotros mismos nos autosegreguemos y generamos exactamente lo opuesto a lo que buscamos.
La verdadera lucha debería hacerse frente al congreso, con una marcha callada donde demostremos que nuestro ideal es ser un ciudadano común (sin importar lo que hagamos o dejemos de hacer en la intimidad) y no un carnaval lleno de colores música y alcohol. Eso queda perfecto para celebrar nuestros logros como comunicad, no para exigir derechos o pelear por los mismos.
1, 2, 3, 4 ¡Clarketazo!
