LA BANQUETERA

29/08/2014 03:00 Paola Ascencio Actualizada 03:03
 
Cada mañana en este lugar, la salsa se cuece al calor de los recuerdos, los totopos se fríen en cazuelas de peltre y los clientes, en pijama y “hasta quitándose los zapatos”, se sienten como en casa. 
 
Y es que este restaurante familiar ha logrado despertar viejas costumbres en sus comensales, pues con sabores caseros del recetario de la  abuelita y un ambiente hogareño, la tradición sale a relucir.
 
Desde hace tres años, “Chilakiller’s” ha cautivado con su original diseño y folklórica comida. Con el paso de los años, se ha convertido en un restaurante representativo. En esta familia, no hay chefs profesionales; todo es preparado con sazón casero que evoca a las cocinas de las familias mexicanas.
 
Fue Érika Miranda quien comenzó este negocio, junto con su hermana y su esposo. Después de trabajar durante algunos años para una empresa, la necesidad de algo propio, duradero y estable, los llevó a levantar este local de comida, lleno de color y tradición.
 
“No pretendemos ser un restaurante de moda, buscamos ser un restaurante tradicional. Cultura mexicana no es sólo lo prehispánico, es sentir la vida de las personas en el restaurante”, asegura Érika.
 
El lugar rememora lo mejor de las costumbres mexicanas y la cultura popular, es por esto que los chilaquiles se convierten en el ingrediente principal de todos sus platillos.
 
 Montañitas de totopos, arbolitos de cilantro y ríos de diferentes salsas, llenan de tradición los platillos de los visitantes.  
Además, hay floreros de peltre y manteles de plástico con patrones que evocan épocas de antaño. Ahí  Catrinas y calaveritas de colores acompañan a los comensales en la mesa, mientras la Virgen de Guadalupe decora los vasos de cristal, parecidos a los de las veladoras.
 
El folklore no falta en su menú, pues simulando una invitación a un “evento sonidero”, te incita a realizar tus propias combinaciones de ingredientes tradicionales. Puedes escoger unas “dobladitas” doraditas y rellenas de champiñones, queso o pollo; o unas macizas torres de chilaquiles, bañaditas en crema y cocinadas con salsas verde, roja, de mole o “súper picosa”, y hasta acompañadas con nopales asados, bistec, arracheras o huevos al gusto. 
 
En “Chilakiller’s” la comida rescata lo mejor del estilo mexicano, por lo que las tortas rellenas de estos totopos fritos y bañadas en jugo de chiles diferentes no son olvidadas. Sin duda una de las especialidades en su menú.
 
Los fines de semana puedes pedir tus chilaquiles servidos “Especiales”, con salsa de chile poblano con carnitas, salsa de adobo con cochinita pibil o salsa de verdolagas con flor de calabaza y queso de cabra.Aunque este negocio familiar comenzó con una barra de cocina y cuatro mesas, ahora cuentan con dos locales juntos y atienden de 300 a 400 comensales por día los fines de semana. 
 
Una recomendación: es indispensable llegar temprano, pues sus 100 litros de salsa al día, combinados con estos ricos pedazos de maíz frito, son consumidos incluso antes de la hora del cierre.
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