Ricardo Ham
Gilberto escucha en su cabeza las órdenes de Joel, es él quien le ordena asesinar y devorar los cuerpos de las víctimas. Gilberto Ortega tuvo un paso como policía en el municipio de Belisario Domínguez, al suroeste de la capital de Chihuahua, de igual forma formó parte de las fuerzas armadas en el 25º batallón de infantería, en el que estuvo activo durante 3 años.
Posterior a su baja como policía municipal, Ortega decide enlistarse en otro ejército, esta ocasión en uno de tintes políticos, participó activamente en la campaña electoral del panista José Mario Rodríguez, candidato a diputado federal por el sexto distrito en Chihuahua, en las elecciones de 1997. Las motivaciones de Gilberto no estaban precisamente en la lucha política, el ser parte de la campaña le permitió acercarse a los niños repartidores de propaganda, rápidamente se ganó la confianza de uno de ellos, el pequeño Jaime de tan solo 11 años de edad, visto por última vez en compañía del gigante de ojos azules en junio de 1997.
La muerte del niño se suma a la de otro menor, Adán, un vecino del caníbal, a quien asesinó a balazos para después arrojarlo a las faldas de un cerro. Por ambos homicidios fue sentenciado a 75 años de prisión. Al pasar el tiempo, tras su estancia en los penales de Puente Grande y el CEFERESO de Morelos, Gilberto decidió soltar la lengua y presumió de otros 21 homicidios de tintes caníbales, declaró haber ingerido las entrañas sancochadas de sus víctimas.
La última de las noticias que se tienen del caso Ortega, es una presunta carta fechada en septiembre de 2013, donde pide perdón y explica su acercamiento a Dios, gracias a los consejos de Josmar Flores Pereira, aquel boliviano que intentó secuestrar un avión en la Ciudad de México, el pastor fue recluido unos meses en el Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial, en Ayala, Morelos, donde seguramente entró en contacto con el asesino en serie de niños.
