LA BANQUETERA

23/01/2015 04:30 Tanya Guerrero Actualizada 23:49
 
Comer en casa, a dos pasos del trabajo, es de ensueño y Caldos Polanco lo hace posible. A esta Banquetera se viene a sentirse en confianza, comer rico y ser muy consentido. Preparado con arroz, ajo, cebolla y garbanzo, los caldos de pollo que se sirven aquí, están como para decirle “Mamá” al dueño. 
 
Su color,  sabor y su temperatura tienen calor de hogar en cada cucharada y permiten regresar ligero al trabajo.“En medio de restaurantes finos y lugares donde la comida engorda, ofrecemos un caldo de pollo natural, bajo en calorías y sin grasa, que está hecho con carne de alto nivel”, dice Gabriel, nieto de Trinidad Álvarez, oriundo de Arandas, Jalisco, a quien en 1973 se le ocurrió crear un local de comida casera en el corazón de Polanco.
 
Cuenta Gabriel que la mamá de su abuelo preparaba de la misma forma que ahora él lo hace, el caldo de pollo y aunque es considerado un platillo fácil de preparar, tiene su chiste para que agarre un buen sabor. El secreto está en el descanso del pollo adentro de la olla. Por ese pequeño detalle, dice Gabriel que ni en casa queda igual. Desde las seis de la mañana preparan el pollo fresco del día con todos los ingredientes y hierbas de olor para que alrededor de las diez pueda comenzar a servirse. Todo este tiempo, las piernas, muslos, mollejas y otras partes, fusionan su esencia con el agua que hierve: “Por eso, aunque sólo pruebes el caldo, sabe a pollo”, explica Gabriel.
 
Caldos Polanco es para aquellos que tienen poco tiempo, mucha hambre y se cuidan mucho. Desde hace más de cuarenta años, millones de piezas han pasado por estos platos llenando el estómago de oficinistas, turistas y vecinos de la zona. La favorita es y será siempre la pechuga.
 
Además de delicioso caldo de pollo muy bien servido, en Caldos Polanco puedes complementar el antojo con sopes de la casa, tortas ahogadas, quesadillas hechas a mano o enchiladas si el hambre es mucha. Para refrescar puedes elegir entre el agua de horchata o jamaica.
 
A los clientes que vienen diario, los meseros los conocen muy bien. Los consienten e incluso ya saben hasta lo que van a pedir de postre. Esos pequeños detalles y el sabor de un caldo de pollo calientito con tortilla hecha a mano, hacen que Caldos Polanco sea un lugar que no te puedes perder.
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