Aunque desde que tiene memoria, su padre ha trabajado arduamente por devolver la sonrisa a la gente, literalmente, Marlene no había tomado plena conciencia de la importancia de su oficio hasta que conoció a don Leo, un hombre mayor que vivía en la calle y que con el paso del tiempo había perdido varias piezas de su dentadura. Era un caso extremo y, debido a su precaria situación económica, jamás había acudido con un profesional de la salud dental.
Marlene y su padre lo ayudaron haciéndole la prótesis que necesitaba y don Leo volvió a sonreír. A partir de esa experiencia, Marlene no pudo dejar de pensar en lo importante que es que todas las personas, sobre todo aquellas en situación más vulnerable, tengan acceso a salud dental.
REGRESA AL OFICIO
FAMILIAR. Marlene Aguilar Madrid es protesista dental, aunque esa no fue su primera profesión. Si bien su familia siempre se ha dedicado a este negocio, ella había decidido explorar otras opciones para su desarrollo profesional. Fue maestra de inglés y trabajó en el ámbito turístico por mucho tiempo, incluso vivió en Cancún. Sin embargo, aquello no la llenaba del todo y volvió a casa de sus padres para estudiar e integrarse a la empresa familiar.
Pero después de haber ayudado a don Leo, y viviendo en una colonia popular de la delegación Gustavo A. Madero, Marlene decidió que era importante que más personas tuvieran acceso a la salud dental.
Marlene tiene 33 años y en toda su vida jamás ha sabido que existan hospitales públicos que provean de prótesis a las personas que han perdido piezas dentales. En efecto, la política pública en materia de salud dental es limitada y se enfoca en limpieza, prevención y, cuando mucho, extracción de piezas dañadas. Sin embargo, el sector público no ofrece alternativa a las personas que van perdiendo piezas.
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