SIN CLÓSET: Hay más empleos para todos, sin importar la preferencia sexual

21/08/2015 04:30 Raúl Piña Actualizada 12:48
 
Hace muchos años, el ser o decir que eras gay implicaba una asociación con modistos, peluqueros, cocineros, sobrecargos, travesti, enfermeros y uno que otro empleado (los hoy llamados Godínez) federal. 
 
Sin duda, los tiempos cambian y se muestran mejores en muchos aspectos para la comunidad
gay.
 
El avance que se ha logrado en terrenos sociales ha sido muy significativo y ahora las variantes se antojan muy extensas y bastante favorecedoras.
 
No es extraño hoy en día que los jóvenes (gays) ocupen puestos en carreras que antes se consideraban sólo para “machines”.
 
Es muy considerable la cantidad de amigos que tengo (muchos más jóvenes que yo) que han decidido estudiar —por ejemplo— ingeniería mecatrónica. Antes ni pensarlo. Además, en los 80 eso ni siquiera existía.
 
Hay más ingenieros civiles, más abogados, más periodistas comprometidos con causas serias y activistas en las luchas sociales. 
 
Hay más chavos gays integrados al mundo de la publicidad y el diseño gráfico, pero no sólo como los ‘creativos’, sino como los directores, productores y encargados de grupos enormes de proyectos que son bastante ambiciosos.
 
Veo más gente gay inversionista, arriesgada en apostar a sus ideales y a lograr consolidar empresas y crear más fuentes de trabajo y más ingresos para el  país mismo.
 
Hay más gente —ahora más visible— gay involucrada en la ciencia, en los deportes, en la política.
 
Siempre se ha hablado de que hemos tenido en el pasado rectores, diputados, algún regente, quizás un par de presidentes; pero es ahora cuando las puertas de los clósets se abren más y permiten más soltura y más poder de parte de una comunidad que nunca se ha quedado callada, y mucho menos, atrasada.
 
Ojalá que pronto tengamos en México —la gente gay— empleos como los que se logran en países de primer mundo como Finlandia, Suecia, Canadá o Australia.
 
Bomberos, policías, constructores, jugadores de beisbol, de futbol americano, boxeadores olímpicos, electricistas, paramédicos, etc.
 
Los pasos han sido —quizás— cortos, pero constantes y no cesan en la lucha por la equidad y las mismas oportunidades para todos.
 
Yo siempre he dicho que cuando se llena una solicitud de trabajo, sólo hay dos espacios en la sección de “sexo” o es masculino o es femenino. Pero no hay más.  
 
En ningún formato aparece uno que pregunte sobre las preferencias sexuales del aplicante.
 
De ahí que la gente no solicita empleo por lo que le gusta hacer en la cama, lo hace por sus habilidades, por su preparación, por vocación y porque tiene derecho a intentarlo.
 
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