ASESINOS SERIALES: El destripador de Yorkshire

19/06/2015 04:00 Ricardo Ham Actualizada 12:50
 

La oscuridad del callejón cubrió sin éxito la violenta escena, el puño de Peter apretó el desarmador con tal fuerza que parecía una extensión de su cuerpo, la sangre comenzó a cubrirlo, a salpicar por todas partes, su enfurecido rostro se cubría de espesas manchas rojas que no saciaban su sed de sangre, dentro de su cabeza se escuchaba una imperante voz que le obligaba a continuar, no importaba si el destornillador había penetrado el cuerpo de la víctima más de 20 ocasiones, él debía seguir hasta que la voz silenciara, hasta que cada una de las prostitutas de Yorkshire desaparecieran.

Esto era lo que impulsaba a Peter Suttcliffe, ‘El Destripador de Yorkshire’.

A mediados de los años 70, Inglaterra se vio sacudida por la aparición de un criminal que hacía recordar los peores momentos de la historia policiaca de la isla. 

Si en 1888 Jack, ‘El Destripador’, hizo que el mundo entendiera que el ser humano es capaz de asesinar por simple placer, 90 años después la sombra de aquellos crímenes paseaban nuevamente por Gran Bretaña. 

Las  víctimas  nuevamente serían mujeres que vendían su cuerpo, pero esta vez 22 asesinatos dejarían  muy lejos a las 4 víctimas de Jack.

alarma. La policía y sociedad hacían poco caso a los homicidios de prostitutas, quizás las miraban como simples gajes del oficio, sin embargo, el 25 de junio de 1977, las miradas de los ingleses se alarmaron al ver muerta a una joven que trabajaba como empleada en un almacén de calzado.

La victimología había cambiado, ahora cualquier mujer de West Yorkshire podría estar en la mira del nuevo destripador.

El nuevo patrón de ataques obligó a las autoridades a cerrar el círculo de los sospechosos, tras varios meses inactividad, los pocos testigos que fueron entrevistados habían dado ya datos relevantes sobre el agresor, se sabía que en varias ocasiones no había podido llevar a cabo el homicidio por la presencia de personas, lo habían visto escapar siempre en el mismo automóvil, tenían el número de su calzado y una falsa grabación de alguien que asegurada ser el destripador.

Los resultados de la investigación no iban a ningún lado y la presión social era cada vez mayor, el miedo colectivo se expandía a la misma velocidad que las protestas de los ciudadanos.

LA LLAVE. Un error del asesino y no un acierto del investigador, condujo a la captura del homicida, el homicida pagó con un billete de 5 libras a una de sus víctimas, posteriormente se supo que el papel moneda había sido usado para pagar el sueldo de un camionero llamado Peter Suttcliffe, quien ya había sido interrogado por la policía.

Cuando Peter salió en busca de su víctima número 23, subió a su auto a una prostituta y la llevó a la zona de Sheffield, la policía lo detectó e identificó su auto.

La aprehensión de Suttcliffe fue inmediata, tras un maratónico interrogatorio, Peter aceptó el homicidio de 22 mujeres.

 

A 34 años de su captura, permanece internado el Hospital de Enfermos Mentales de Broadmoore, donde otros reos han intentado ahorcarlo y sacarle los ojos al menos en tres ocasiones.

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