¡No dejen de tocarme!

19/05/2015 14:21 Actualizada 17:07
 

Estamos acostumbrados a pensar en el envejecimiento como la edad en la que somos menos productivos, tenemos muchas enfermedades, somos una carga o no nos hacen caso.

Pues nada, no tiene que ser así, el destino no está escrito y la experiencia real nos dice que llegar a cierta edad nos da ventajas y oportunidades para seguir teniendo proyectos, actividades, satisfacciones y, por mucho, disfrutar la vida. Lo primero es no limitarnos porque “ya no estamos en edad”, mientras que física y mentalmente seamos capaces de realizar una actividad, hagámosla y disfrutemos; el envejecimiento es para los afortunados de llegar al último ciclo de la vida y no tiene por qué ser una etapa pasiva en la que esperemos el final.

Lo principal es tener la disposición para estar alegres, para ser felices y para vivir el día sin posponer lo que queremos, ir por aquello que alimenta nuestras pasiones y que puede ser un pasatiempo, un deporte, cuidar a los nietos o ayudar a los demás. Todo tiene dos lados y envejecer también tiene sus ventajas:

Sólo los sobrevivientes llegan: Son más resistentes a las infecciones, han sabido prevenir los accidentes fatales y se han recuperado de sus enfermedades.

Tienen toda una vida de experiencias, han aprendido a afrontar mejor las dificultades de la vida y a vivir con menos ansiedad.

Saben comer y conocen la diferencia entre un alimento de verdad y la comida ‘chatarra’, por ejemplo, que una sopa instantánea hace daño y que es mucho mejor un taco de frijoles y un vaso de leche para merendar.

Son más fuertes psicológicamente, toleran mejor los pequeños problemas de la vida diaria y son capaces de recurrir al buen humor y el altruismo para sentirse mejor.

Ya sea en forma de masaje en las manos o en los pies, un cálido abrazo o caricias en el cabello, a cualquier edad, el contacto físico tiene grandes beneficios. He aquí algunas razones para tocar y ser tocado:

La necesidad de contacto físico es natural a cualquier edad. Los adultos mayores pueden también disfrutar de estas expresiones de afecto y cuidado que les dan los demás. Si no se tienen suficientes caricias, las personas maduras tienen derecho a pedirlas: pedir al nieto un beso, a la hija que cepille tu cabello, a la sobrina un masaje en las manos. Cualquier edad es buena para disfrutar de los beneficios del contacto humano.

La necesidad de tocar y ser tocado no desaparece con la edad. En realidad, se hace más necesaria en la vejez.

Entre las personas que reciben menos contacto físico están los abuelos.

Las oportunidades de los adultos mayores de experimentar contacto físico son pocas: el compañero de vida ya falleció, viven solos o tienen poco contacto social. La familia no recuerda acariciarlos.

1.- El contacto físico constante ayuda a producir oxitocina, una hormona que contribuye a reducir los niveles de estrés. Al disminuir el estrés, baja la presión arterial y la ansiedad, aumenta el buen humor y la tolerancia al dolor.

2.- El contacto físico crea un vínculo afectivo con el otro. Tocar, acariciar, sostener son formas de decir: “Estoy aquí, no estás solo”.

3.- Ser tocado estimula la mente y el cuerpo.

4.- Un abrazo cálido transmite seguridad, confianza, esperanza y es gratificante para las personas que se apapachan.

5.- Una mano sobre el hombro da la sensación de compañía, apoyo y bienestar.

 

 

 

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