MIÉRCOLES DE TIANGUIS EN NATIVITAS

19/05/2015 22:34 Mónica Ocampo Actualizada 03:23
 
Para Mónica Alexander Troche los medicamentos pueden ser sustituidos por productos naturales. Remedios que antes se propagaban de boca en boca en la actualidad pueden ayudar a prevenir un centenar de dolencias, como la jaqueca o acidez estomacal, que se cura con un poco de menta. 
Mónica no es ninguna improvisada. Desde muy joven comenzó como ayudante de hierbas en el puesto de su hermano. Después se independizó para dedicarse a la venta de té y fue en ese momento que decidió estudiar en el Centro de Capacitación para Asesores Herbolarios.
 
Actualmente, lleva más de 16 años alternando su carrera profesional con el comercio y lo hace en el tianguis de Nativitas, cada miércoles. 
 
Aunque la medicina natural emplea a menudo remedios caseros y populares, para Mónica la importancia radica en saber qué es lo que contiene cada planta para que haga el efecto deseado en los pacientes.
 
“Sabemos que el tomillo sirve para cocinar, pero también cura una gripe, porque es capaz de destruir virus y bacterias. En general, ayuda en cualquier enfermedad microbiana”, explica la experta en herbolaria.
 
Sin embargo, cualquier planta medicinal se debe utilizar como preventiva o en casos leves; cuando la enfermedad adquiere una cierta gravedad solamente se utiliza para ayudar en la sanación.
 
“Tanto la terapia farmacéutica como la herbolaria, se pueden complementar. Ninguna es más qué otra”, resalta. 
Lo que sí, admite, es que la sociedad está excesivamente medicada; sin embargo, los remedios naturales tampoco son una solución total. 
 
Aunque a Mónica Alexander le gusta promover el consumo de plantas mexicanas, también ofrece a sus clientas productos de otros países, como el té verde asiático.
 
“En Veracruz, Chiapas, Michoacán existe un sinfín de plantas medicinales”, presume orgullosa. Por lo pronto, sus clientas se forman cada ocho días para pedir árnica, manzanilla, ajenjo o el ginseng, que ayuda a controlar los niveles de estrés.
 
 Para calmar el hambre. El tianguis de Nativitas lleva más 48 años en funcionamiento. Aunque es muy pequeño, ha logrado sobrevivir entre el gusto de la gente de la zona y de nuevos visitantes, porque ofrece productos de primera necesidad, como lo es la comida. 
 
De los antojitos que se pueden encontrar está “La amiba amiga”, dirigido por Miguel Islas Rodríguez. No es un puesto de quesadillas cualquiera, pues la especialidad de la casa ha cautivado a chicos y grandes durante años: sopecitos con frijoles, salsa, cebolla, queso y migajas de chicharrón.
 
“Se nos ocurrió comprar la hoja de chicharrón frito y quebrarla para darle un toque especial”, comenta. Aquí, los comensales pueden quedar satisfechos hasta con 50 pesos.“Todo depende de lo comelón que seas”, bromea.

 

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