Vecino, sospechoso en desaparición de niña

18/08/2015 03:00 Lydiette Carrión Actualizada 14:23
 

Alejandra Alba Rosales es madre soltera. El pasado viernes 31 de julio se quedó sin trabajo. Para el jueves 6 de agosto ya había contactado a una empresa para abastecer de refrescos a las tienditas de la zona. 

Eran las 9 de la mañana y su hija pequeña de cuatro años, Aurora Alba Rosales, seguía dormida. “Recuerdo que el clima estaba muy feo y me dio cosa levantar a mi niña”, para llevarla con una mujer que le hacía favor de cuidársela en ocasiones.

Alejandra calculó que a lo mucho se tardaría unos 40 minutos. “Le dejé su gelatina y unas galletas. Como pude, traté de jalar el sofá lo más posible para que la puerta quedara lo más cerrada posible y ella no pudiera abrirla”. Y Alejandra salió de su casita de interés social en el Fraccionamiento Las Plazas, municipio de Zumpango, estado de México, a dejar los papeles para su nuevo empleo.

Regresó poco antes de las 10 de la mañana. “Veo que la ventana de la sala estaba abierta; entré y llamé a la niña”. La pequeña no contestó. Vio rastros de que se había levantado: se había comido su gelatina y también abrió la puerta de la zotehuela para dejar entrar a su perrita, una mestiza negra a la que cambiaba el nombre prácticamente cada semana: pantera, panter, maléfica, y que era su gran compañera de juegos. La perrita, efectivamente, estaba en el departamento, pero no Aurora. 

Alejandra salió inmediatamente a buscarla. Pidió a una vecina una bicicleta y dio la vuelta a los parques, los lugares cercanos. Entre vecinos pararon a una patrulla; ese mismo día se interpuso la denuncia. 

En medio de las denuncias y los papeleos, Alejandra  se acordó de un vecino que en otras ocasiones se había acercado a su hija. Era un hombre joven, ella calculó entre 25 y 30 años, aunque en las fotos parece ser de más edad. Había llegado a la cerrada un mes atrás. Se había presentado como el sobrino del dueño de la casa en la que se estaba quedando (el dueño no vivía ahí). 

Alejandra y los vecinos recordaron que, en ocasiones,  el joven desconocido salía con una muchacha de 19 años, vecina también del fraccionamiento. 

 

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